Probablemente, probablemente no, con seguridad el discurso pronunciado por Alfredo Pérez Rubalcaba como cierre de la Conferencia Política del PSOE ha sido el más brillante, sugestivo e importante de todos los pronunciados por alguien desde que la democracia se instauró en España. Y sin embargo es dudoso y paradójico que con ello el PSOE haya recobrado credibilidad. Se pueden hacer sesudos, fríos y racionales análisis, pero al final la pregunta es ésa. Porque resulta asombroso que lo pronuncie quien cuenta con la desconfianza del 90% de los españoles, y el 82% de los posibles votantes socialistas. No le perdonan el descarrilamiento en su trayectoria con su participación en el Gobierno que dio lugar al hundimiento de los postulados socialistas. Es injusto, incongruente, pero es así, creo. Para culminar el éxito, a Rubalcaba le faltó haber anunciado en el discurso que él no se presentaría como candidato. Habría sido la bomba que los catapultara pare recuperar la confianza de los ciudadanos en el PSOE. Como no lo hizo, es previsible que se presente. Con todos los trucos y habilidades almacenados, por muy abiertas que se prometan las primarias cuando el Comité Federal, también dominado por el aparato, decida, y es muy posible que las gane. Los demás aspirantes tendrán que guardar en la vaina de las ambiciones los puñales que llevaban escondidos durante la Conferencia.

Pero no ganará las elecciones, porque los votantes verán más de lo mismo y sin ninguna garantía de cumplimiento. Ésta es otra de las cuestiones clave: el convencimiento o no de los votantes de que cumplirán lo prometido y no lo alterarán cualesquiera sean las circunstancias. Pero en fin, esto es predicción-futuro-ficción, aunque ya no quede tanto. Ojalá me equivoque y levanten cabeza. Sería yo un criminal si no lo desease.

De todos modos, con Rubalcaba o sin él, la diferencia moral, económica, social y política con el PP es abismal, dentro los dos, claro es, del sistema. Y no está claro, o sí, que, aun ni habiéndola mencionado, la izquierda unida y la purísima, admitan el PSOE en el club. Probablemente no. Y ahí es donde radica y a la vez el peligro, que la emergente estrella andaluza Susana Díaz precisó: "Un gobierno socialcomunista puede ser una salida". Pero, en fin, Rubalcaba arrolló entre los suyos, entusiasmados y puestos en pie. El proyecto, aún en ciernes, está bien (lo de la Monarquía, en mi opinión, es irrelevante). Ahora hace falta que se lo compren.

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Gota REPUGNANTE: Bono prefiere que el PSOE se entienda con el PP antes que con IU.