Puntadas sin hilo

Democracia caducada

El mismo día en que aparece la noticia de que una familia ha muerto intoxicada por comer alimentos donados y caducados, se sabe también que Caja Madrid pagaba una lujosa selección de vinos para uso exclusivo de su presidente Miguel Blesa con botellas de vino de más de 600 euros. ¿Qué hará-dirá-ordenará el Fiscal General del Estado con tan lacerante asunto que hace que nuestra democracia esté caducada? Los cientos de correos de Blesa que se van conociendo son balas o al menos pelotas de goma de la ametralladora de las corruptelas. Y los heridos han sido los clientes, entre ellos y destacados los tenedores de acciones preferentes, amén de todos los ciudadanos.

También está caducada el ansia torticera e independentista de los dirigentes catalanes que sentencian y condenan a todo el que se opone al derecho de autodeterminación de Catalunya, acusándolos de antidemócratas y arrasando con la legalidad. Por lo visto, la ley está caducada. No permitir consultas, aunque lo diga la ley, no es de demócratas auténticos, solo ellos lo son. Sin hablar, sin pactar, por las bravas, al contrario que en el Canadá y la Escocia que invocan. La independencia es un único puñal. La irracionalidad pretendidamente razonada. Poco importa que España se disgregue en años-meses, pues el mismo derecho incitado tienen Euskadi, Galicia, Navarra, Canarias, Baleares y País valenciano. La Historia ha caducado.

Las que no han caducado so las Fuerzas de Seguridad del Estado, que están como nunca en su capacidad de represión y reparto de ostias en manifestaciones en que hay más policías que manifestantes. Todavía se les puede filmar pero pronto ya no, y además contarán con la ayuda inestimable de vigilantes privados y de paisano, en una clamorosa caducidad del monopolio respetuoso de la violencia por parte del Estado. Pero todos, en mente y en deseo, Rodeamos el Congreso para denunciar brutalidades y chanchullos. El Congreso se ha convertido en una isla alejada de España y sus necesidades y sueños. El Congreso y sus diputados están caducados, la Constitución está caducada, la Justicia está caducada (no se me abalancen, no se me abalancen, por favor, guarden cola), la confianza de los ciudadanos en las instituciones está caducada, la democracia se nutre de alimentos caducados, todo es putrefacto, como la comida que la familia sevillana que les regalaban o se veía obligada a recoger entre los desechos de la basura, con tal vez algún culito de una botella de vino de Blesa.

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