Puntadas sin hilo

El discurso de Rubalcaba ante la llegada de los Reyes Magos

Compañeras y compañeros: Que me piro, quiero decirle a las bases que no se preocupen, que me piro en cuanto lleguen los Reyes. Este año vienen cargados de regalos para el PSOE, pero a mí me traerán carbón y por eso me largo. Es mi deber. No quiero estar donde parece que soy un estorbo. He hecho cuanto he podido en defensa de nuestro partido, pero creedme que no es fácil: te atacan por todas partes, desde dentro y desde fuera, desde la derecha y desde los que dicen que solo ellos son la izquierda y nosotros no somos sino cómplices y colaboradores de la derecha.

Como os decía, este año los Reyes vienen que lo tiran. Lo tenemos, tenéis, a huevo ante la serie de desatinos del Gobierno. No han dado ni una a derechas, nunca mejor dicho al revés. Todo ha sido un despropósito retrógrado: el aborto, la luz, la ley de seguridad, la educación, la sanidad, la justicia y un larguísimo etcétera que perfectamente conocéis. Tienen la mayoría absoluta y la utilizan sin medida ni rubor, no respetan el juego democrático del diálogo. Sin ir más lejos, en Catalunya bien lo muestran. Y no os podéis imaginar la impotencia, rabia y frustración que supone predicar en el desierto.

Todos nuestros males, lo sé, arrancan desde el día en que Zapatero no dimitió y cambió al artículo 135 de la Constitución. Yo, como él, también creo que cualquier Presidente, del signo que fuese, se vería obligado a hacer lo mismo. Pero efectivamente no supimos explicarlo ni pelearlo, y sobre todo debimos someterlo a la consideración de los ciudadanos, que seguramente lo hubieran aceptado. Y a partir de ahí, con una crisis galopante, todo fue a peor. A mí me endosaron el muerto de encabezar el Partido y las elecciones y no podía decir que no, aparte de que, lo reconozco, me daba un cierto gustirrinín.

Ello llevó a que ya nadie nos crea, y eso sí que es terrible. Ya podemos prometer lo que sea que no nos creerán. Aunque renegásemos públicamente de ZP, que, desde luego, yo no lo hago tanto por lealtad como por amistad. Al fin y al cabo yo estaba en el cotarro.

Veremos a quién elegís. No es fácil. Aunque ya sé que todo el mundo dice que lo importante es el programa. Lo que sí puedo deciros es que nuestro programa estará muy bien. Pronto lo conoceréis. Es claramente progresista, sin atentar contra las líneas de convivencia que otras fuerzas de izquierda propugnan, pero que desconocen que no es fácil vivir aislados, no es fácil vivir en la teoría, no es fácil lidiar con lo reaccionario crónico de España. Por ejemplo, cuestionar la monarquía y hacer casus belli de ello es, en mi opinión, un error. Ya no sé cómo explicar que nuestra monarquía no tiene incidencia alguna en las decisiones de gobierno que afecten a los ciudadanos, es una Jefatura de Estado simbólica, sometida plenamente al Parlamento, como la de varios importantes países democráticos. Por supuesto que la República es deseable, y el PSOE la desea, pero cuando ello sea viable, y ahora no lo es. Los partidos más a la izquierda lo prometerán, pero no lo harán.

Estoy seguro de que el PSOE abolirá todo lo legislado por el PP. Hará lo que prometa y lo que los ciudadanos le exijan con sus votos. Esto debería ser muy fácil: todos presentarán sus programas, que deben ser claros y concisos y no farragosos ni abstractos ni llenos de generalidades, y los españoles eligen: continuar en el retroceso histórico, apoyar lo sociológicamente imposible, sin consignas sabidas de hagamos lo imposible, o dar lugar a la sensatez y la razón. Nuestro lema básico será: protegeremos a los débiles frente a los poderosos. Os pido unáis fuerzas con quienes propugnan lo mismo.

Compañeras y compañeros, como embajadores tenéis la palabra. De vosotros depende que nos vuelvan a creer. Convirtamos en realidad que la política la hace el pueblo.

Finalmente os pido perdón a vosotros y a todos los españoles por mis insuficiencias y los errores que he cometido. Suerte, incluso a los poseedores de la verdad y nunca están en la lucha.

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