Puntadas sin hilo

2014, el año de la revolución

Suscribo en su totalidad lo dicho por Baltasar Garzón y seis personalidades más ayer en Sevilla durante la presentación de Convocatoria Cívica: Es una obligación democrática que la ley Wert no entre en funcionamiento, es una vergüenza que el presidente del Gobierno no aclare en el Parlamento su relación Gürtel, que se esté juzgando ahora a Carlos Fabra, no habrá un Estado laico hasta que deje de darse religión en las escuelas públicas, es una vergüenza que prescriban delitos como en los ERE, me encontré al ministro de la electricidad, Soria, haciendo jogging en Buenos Aires, ¿cómo es posible que le presidente del Tribunal Constitucional sea o haya sido militante de un partido?, es inadmisible la falta de transparencia de la Casa del Rey, ¿el caso Nòos de Urdangarin es la Marca España?, es intolerable que 150.000 españoles aguarden aún justicia en las cunetas, es vergonzoso que la ONU haya tenido que venir a decirnos que no cumplimos con las directrices internacionales, es una vergüenza que...

Bueno, en realidad y sin inmodestia, Garzón no dijo sino lo que en este blog se lleva propugnando desde hace mucho tiempo.

Deseamos que 2014, antes que el año de la recuperación anunciado pomposamente por el presidente del Gobierno, sea el de la revolución. De le revolución de pensamiento y acción pacífica. Un año de toma de conciencia, un año de disconformidad popular. No queremos seguir siendo objetos, queremos ser partícipes de lo que ocurra y deba ocurrir en el país. Queremos aumentar nuestro sentido crítico, nuestra exigencia a los poderes públicos para que se avengan a razones. Para que no sean prepotentes y soberbios. Para que nos escuchen.

No queremos que 2014 sea una prolongación de 2013 ni aun suavizado. Queremos que la decencia y la justicia social se instalen en nuestro país. Que sepan que los ciudadanos les vigilamos. Que hemos despertado. Queremos que la política y la economía dejen de ser un escarnio. No queremos guillotinas, no queremos enfrentamientos de bandos, no queremos venganzas. Queremos la revolución de la razón. La de la canción de Amaral, como al final aclaró Garzón para cubrirse. Nos vale con esa revolución de la exigencia, y en ello estamos. Queremos la revolución porque creemos en la democracia.

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