Puntadas sin hilo

La gran estafa española

No hace falta ser un genio, sino simplemente un ciudadano normal, para entender que uno de los principios elementales de la democracia es el diálogo y el pacto y no hacer abuso de la mayoría que nos hayan otorgado.

Pues bien, el Partido Popular ha hecho caso omiso de ello con un quebrantamiento clamoroso, y todo lo ha impuesto sin el menor atisbo de consenso, pretendiendo, además, que creyésemos que lo habían intentado y siempre fue la otra parte, todas las otras partes, quienes se opusieron a cualquier acuerdo. Desde la designación unilateral del director de RTVE, rompiendo lo estipulado en años anteriores, hasta el último de sus decretos-leyes.

Naturalmente, con esta actitud, la democracia se convierte en una farsa. Pero ello, si los ciudadanos mantienen la calma y la cordura, se le puede volver en contra. Nada de lo que el Gobierno ha impulsado, nada, cuenta con el beneplácito de los españoles, de los que no les votaron ni de los que sí lo hicieron. Se han emborrachado de poder. En todo tipo de cuestión, no solo de la supuesta necesidad económica de austeridad. Son un compendio de despropósitos retrógrados. ‘La gran estafa española’, podría titularse su política, remedando al de la ganadora del Globo de Oro.

Hoy mismo, el viaje del Presidente del Gobierno a los Estados Unidos resulta grotesco en una clara muestra de ‘ir a por la foto’ para que el emperador le compre la burra y valide sus argucias políticas en una aparatosa pérdida de la soberanía nacional, y en un avión repleto de prebostes económicos cual nueva carabela, pero todos a viaje, estancia y comilonas gratis para ellos y oneroso para nosotros. Un viaje de ricos.

Pero se puede producir la paradoja de que pierdan ese poder, con la oposición sin hacer nada estimable y esperando sentada a ver pasar el cadáver de su enemigo, según el conocido proverbio. La democracia de los deshechos. Han destrozado los fundamentos de la convivencia y de la libertad, ellos deciden por sí solos qué son las dos cosas.

Con esta perspectiva, mejor, con esta realidad, no es extraño que los ciudadanos desprecien la acción política. La democracia ya no les seduce, sin necesidad de pasarse a posiciones extremas; simplemente la soportan sin el menor entusiasmo. Todo político es un golfo, podría ser el eslogan, aun no siendo cierto. La corrupción es la norma. La falta de flexibilidad también. España se ha endurecido. Aún más. Ninguna institución se salva, ninguna persona. Han matado las ganas. Ahora que sabemos que la democracia no es esto.

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