Puntadas sin hilo

PP, fin de fiesta

¡Tanta convención y ha terminado en reconvención! A Rubalcaba, por culpable de todo: O te callas o reconoces el mérito de la gente. Como Mariñas a Karmele o el Rey a Hugo Chávez. Se van tan contentos, con todo arreglado. Pelillos a la mar para las discrepancias. La crisis, como la guerra, ha terminado. ¡Y los españoles sin enterarnos! Pero nos lo dicen y hay que creerles. Solo el PP garantiza la unidad de España. Nos anuncian que no este año que acaba de comenzar, sino para el próximo bajarán los impuestos. Fácil acertijo: para unos bajarán 15 céntimos y para otros miles de euros. Serán sustituidos por tasas, como si éstas no hubiera que pagarlas y no fueran igual de gravosas. Los derechos del incipiente concebido serán superiores a los de la concebidora, palabrita del niño gallardón. Todo ha sido un éxito. De lo que no se ha hablado, no existe. Son una piña. Grimosos aplausos de unanimidad, repugnante sentido de grupo, forzosas sonrisas.

Si no repulsión, al menos producen repelús. Y encima duermen bien, tienen, el jefe a la cabeza, la conciencia tranquila. Le han partido el espinazo a los españoles, son unos chulos de la política, no sienten la menor conmiseración hacia los débiles. Íbamos a ahogarnos todos y solo se ha ahogado la mitad. Tenemos el campo despejado para nuevas sinrazones. Mentimos como nadie, somos maestros, hasta nosotros nos creemos lo que contamos. ¡Menudos pardillos los de la oposición, son unos blanditos! Y los que no nos votan es que no nos comprenden, pero saben que en el fondo tenemos razón, somos la ‘esencia de la decencia’, siempre probos, siempre rectos, siempre desinteresados. Grandes fingidores. A ver cómo les decimos que vamos a hacer una segunda reforma laboral, que lo comunique María Dolores y repita que somos el partido de los trabajadores. El estadista Rajoy, me fumaré un puro, me lo he ganado. Somos un equipo maravilloso. No hay nada como la democracia cocinada.

Y eso que hemos tenido mala suerte. Nos ha coincidido con la muerte de Aragonés, el sabio de Hortaleza, que le ha interesado mucho más a la gente que lo nuestros, y nos ha robado los titulares y las primeras páginas y minutos. Hemos pasado un tanto desapercibidos, pero no nos importa. De todos modos, habrá que abroncar a ese chico que lleva los informativos. Lo dicho, parada y fonda a mitad de camino. Atrás queda el reluciente asfalto de lo que hicimos y delante la esperanza de lo que haremos. La envidia les come. ¿Quién tiene fuego?

¡Qué asco, qué pufo,qué estafa, qué fatuidad la de estos sujetos!

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