Puntadas sin hilo

¿Ustedes cuánto pagan de luz?

No se cree que con el deterioro social causado por el paro, la corrupción y el coste de la energía no que no se produzca una rebelión masiva de la población, sino que el PP vuelva a ganar las elecciones, según la encuesta de ayer del CIS, órgano demoscópico oficial pero el más completo y acreditado. No alcanzaría la mayoría absoluta, pero gana, y por tanto tendría derecho preferente para formar Gobierno. Que conseguiría de modo relativamente fácil con el apoyo de la UPyD de Rosa Díaz, en claro y potente ascenso. El PSOE por su parte permanece en el limbo, y, lo más grave, IU sube, pero no lo suficiente ni tanto como se esperaba para cogobernar con los socialistas y sin que existan otras plataformas representativas de izquierda. La otra cuestión destacable la constituye el fracaso de los abstencionistas, que permanecen en el habitual 24%, que no incide en el juego de la gobernabilidad.

Con razón dijo ayer sonriente el Rey, acompañado de su familia también gozosa, y del presidente Rajoy, que "hay razones para el optimismo". El optimismo de que todo va a seguir estructuralmente igual, y que el sistema se refuerza con la vuelta del capital a nuestro país. ¿Optimismo, pues, para qué? El monarca debería ser más prudente.

De modo que estamos condenados al sufrimiento. Pero no nos quejemos. Nosotros somos los culpables. NI siquiera reaccionamos con la nueva y semiocultada subida del precio de la energía. El ministro Soria es maestro de la confusión, aduciendo separación de cargas entre lo fijo y lo gastado y tratando de convencernos de que la subida favorece a los débiles en perjuicio de los poderosos, sin atreverse a meter mano a las compañías eléctricas. Aparte de que hay que ser ingeniero atómico para entender el recibo de la luz, son argumentos fáciles de rebatir: comprueben ustedes, que seguramente son débiles, cuánto les lleva subiendo el recibo y esperen al próximo para saber cuánto les va a subir de esta tacada. Desgraciadamente tampoco parece que esto vaya a ser mecha de nada. Todo el mundo quiere la revolución, pero siempre que la hagan otros. Paro, corrupción, energía, ¿qué más hace falta para que la derecha casposa y castigadora no vuelva a ganar? Vivimos en el desorden y en la egolatría. Nos va la marcha. Somos tercos como mulas. Nos conformamos con el lamento y la espera del milagro. Se ríen de nosotros. Lo tenemos merecido. Luz, paro, corrupción.

Alberto Garzón y Pablo Iglesias dicen que ‘la ilusión es esencial para ganar’. Bien, pero como en su día le inquirió Alfonso Guerra a una aspirante ‘que tenía mucha ilusión’: ‘¿Pero además de ilusión, qué más tiene usted?’. ¿Y si, para empezar, guardásemos las navajas?

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