Puntadas sin hilo

Pasado, presente y futuro

Los españoles nos pasamos la vida celebrando aniversarios. Nos preocupa más el pasado que el presente y el futuro. Y no todos los pasados, solo los que decide el poder político, que es capaz de dejar sin homenaje ni resolución a los más de cien mil muertos de un bando de la Guerra Civil olvidados en las cunetas.

Hoy mismo pasa inadvertida la información de El Periódico de Catalunya haciéndonos saber que como consecuencia de la crisis uno de cada tres españoles quedará sumido en la precariedad por largo tiempo, es decir, en la pobreza relativa o disimulada. En medio de un alud de noticias económicas en su suplemento Negocios, el diario El País recogía ayer un titular sobrecogedor: ‘Necesito trabajo de lo que sea.’ En lo que sea, con el salario que sea, con la jornada que sea, por horas o por minutos, en las condiciones que quieran. Todo este presente no se celebra en sentido vindicativo de la palabra. Es un reclamito más, una noticita más, sin mayor trascendencia. Nos hemos acostumbrado a la desgracia. El presente nos lo pintan de rosa, y se centran en el recuerdo del horror, con coronas y extensos reportajes. Consuelos morales que no cuesten dinero.

El presente y el futuro deberían ser la gran promesa, la gran tendencia, la gran celebración de intenciones y realidades. Pero no lo es. Cada uno que se apañe y malviva como pueda. Salvo los invitados al palco del Real Madrid, a quienes, con su Presidente a la cabeza, les parece plausible la reforma laboral. El pasado es la coartada para distraernos del presente, y no digamos de la aventura equinoccial del futuro.

Llevamos tatuadas las desgracias, pero nos regodeamos en ellas. Hemos hecho de la política el arte de la disculpa. El pasado como pretexto y como miedo para que no se repita. Pero no nos preocupa que el presente se eternice y se repita día a día para conformar el futuro. ¿Cuándo y cómo celebraremos este atentado constante contra el bienestar de los españoles? Porque unos han atentado y lo siguen haciendo contra la vida aceptable y digna de la inmensa mayoría. Que también es una forma de terrorismo.

11-Ms, 23-Fs, guerras civiles, 2 de mayos, diadas, aberriegunas, de tanto celebrar el pasado nos olvidamos de cambiar y celebrar el presente. No es necesario que nos recuerden con tanta insistencia que puede volver a ocurrir ni que permanentemente nos metan miedo en el cuerpo. El miedo es un arma con la que nos constriñen los Gobiernos. A los que se les supone, y en silencio, que cuidan de que el pasado tenebroso no se repita. Tanto en lo público como en lo privado, nos pasamos más tiempo en la vida mirando hacia atrás que hacia el momento o hacia adelante.

Más Noticias