Puntadas sin hilo

PSOE-IU, o esto o nada

Leo los 79 folios del programa de Izquierda Unida -con el que en líneas generales estoy de acuerdo- el mismo día en que la última encuesta de Metroscopia -de la que también me fío-, para el diario El País -del que desgraciadamente ya me fío menos desde que ha cambiado de manos-, otorga un 11,7 % de votos a IU , 32,3% al PSOE, 31,8 % al PP y 6,8 a UPyD para las elecciones generales, no tan distantes de las europeas. Es decir, IU sigue siendo un partido minoritario, muy lejos de la posibilidad de gobernar, por mucho que sus partidarios lo deseen. Ni aun con el voto de abstencionistas libertarios y otras minorías de más garra izquierdista parece que IU podría entrar en carrera. Aunque sea el verdadero proyecto de progreso social dentro de los concurrentes. Considerar, pues, enemigo irreconciliable al PSOE por no ser de izquierda no es de mentes muy avispadas. Salvo que se prefiera renunciar a influir o participar en un Gobierno y mantenerse hibernado en los campos de la dignidad y la pureza de intenciones. Y de la melancolía política.

Ceder no descalifica. Ceder ambos, naturalmente. Lo que descalifica es ser siempre proyecto y nunca realidad, total o parcial. En las muy próximas elecciones europeas lo veremos: tanto PSOE como PP doblarán la representación de IU, según todas las previsiones. Lo malo de negar las previsiones es que al día siguiente de que ocurra lo previsto normalmente se confirman, dejando una sensación de vacío y desencanto, y vuelta a empezar con los empecinamientos y descalificaciones.

Porque ¿de verdad cree IU que podría cumplir en Europa todo lo que promete en su programa?, que, a propósito, convendría que resumiese en 20 puntos y 40 líneas para que los posibles votantes ‘corrientes’ se enterasen, pues raro será quien se lea el programa en su integridad. Si se aduce que para IU valdría con conseguir parte de lo propuesto, ¿por qué no vale también para los demás? Por desgracia, barrunto que las propuestas de IU -nada nuevo bajo el sol- se perderán en el mar sin fondo de la creciente y fortísima derecha y ultraderecha europea y la suave brisa de la socialdemocracia. Europa no aceptará la radicalidad de IU. Votarle será un acto de confort personal y mantenimiento de la llamita del progreso real. Pero nada más. No nos hagamos ilusiones. Y en las generales españolas, para las que ya no falta tanto, la lucha será más cercana, pero también en desventaja. Lo razonable s fortalecerse para que la capacidad de influencia sea mayor. Pero tampoco nos hagamos ilusiones de exclusividad.

El 76 % cree que el Gobierno no sabe hacer frente a la situación, se mantiene el pesimismo sobre el final de la crisis, el mensaje de la recuperación no cala, los que ven mejoras lo atribuyen a causas externas, no a la acción del Gobierno. Pero ahí están las cifras, 32,3 y 31,8. ¿Cometerá el PSOE la vileza de pactar con el PP, apremiado además por personajes reaccionarios desnortados y fuera de órbita, como Bono, Rodríguez Ibarra y varios descatalogados más? Por si acaso, y mientras no lo juren, no les voten. Pero los puros de IU vayan pensando qué les conviene.

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Gota EXIGENCIA TELEVISIVA: Todos somos muy exigentes y exquisitos, pero los programas de televisión que hablaron el asunto de Esperanza Aguirre y el de la expulsión (momentánea, como en el balonmano) del periodista Alfonso Rojo por sus insultos a Ada Colu batieron récords de audiencia.

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