Puntadas sin hilo

Alfredo, por caridad, márchate

(Para publicar el 26 de mayo)

Ayer se celebraron las elecciones europeas, y, como anunciaban todas las encuestas, especialmente la del Centro de Investigaciones Sociológicas, en España las ha ganado el PP con sensible distancia sobre el PSOE. IU y UPyD han subido, pero no tanto como se esperaba. En el conjunto de Europa también ha ganado la derecha, con la desagradable realidad del gran ascenso de la extrema derecha.

Así pues, el Partido Popular supera el primer obstáculo camino de las elecciones generales del próximo año. Por el contrario, el PSOE se queda en la irrelevancia de la inercia, a pesar de haber tenido todo a su favor en el laberinto de la crisis inconclusa. Ello debería conllevar la renuncia inmediata de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, para continuar al mando de la expedición. No se comprende a qué espera cuando cuenta con el rechazo del 90% de la población, incluidos los suyos. Y con él, todo su staff directivo, con la derrotada Valenciano como jefa de escuadra. Debería producirse el milagro de que lo comprendieran. El milagro de la sensatez y la razón activada.

Que sí, que Rubalcaba es muy listo, y muy capaz, y muy buen parlamentario, profundo conocedor de los vericuetos de la política española, pero, pero, al que ni sus votantes quieren. Rubalcaba no es Patrimonio de la Humanidad Socialista y tiene más grietas que el David de Miguel Ángel. Se ha llegado a un punto en que cualquiera es mejor que él y hace manos daño al socialismo verdadero. No han recuperado la confianza de los huidos, no le perdonan su connivencia con el pasado que condujo al desastre, no le creen ya ni le creerán prometa lo que prometa, no existen razones para creerle. Ni siquiera se ha atrevido a garantizar que en ningún caso cogobernaría con el PP. Los descreídos huyen de él como de la peste.

Y no vale decir que debe terminar el mandato y la misión para la que fue elegido. Lo de ayer fue muy duro. Ha fracasado, y los fracasos se resuelven marchándose y cediendo el paso; el PSOE no se hundirá más sin él, al contrario, siempre que retome sus esencias. Alfredo, no haga usted que al final le odiemos. Aún es tiempo, no insista, no sea orgulloso. La gente no quiere amaños y complacencias con el pasado, quiere ruptura, nueva perspectiva, nuevo ciclo, sin lastres. La historia en ningún caso es un aval ni una disculpa. Márchese. Por caridad. Y por el bien del PSOE. No haga que dentro de un año se repita lo de ayer.

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