Puntadas sin hilo

Pablo Iglesias, el nuevo Jesucristo de la política española

Aun antes de ser crucificado, ya tiene sus fieles apóstoles y fanáticos seguidores. Te llaman reaccionario y te descalifican si lo criticas, aunque lo defiendas más que ellos, incluso te conminan con un ‘tengamos la fiesta en paz’ porque has dicho que piensas que el pueblo español no está a favor de los extremos. Esos ácratas que han encontrado su Mesías. Esos abstencionistas que no soportan más el dique seco de su abstención. Esos paladines de la libertad de expresión sin límites, siempre que sea la suya, claro. Ésos que abominaban de los líderes y ahora se postran. ¡Santo Cielo, si Cristo resucitara 2014 años después y viera en qué han quedado las iglesias instituidas en torno a su figura! Solo es dogma lo que ellos deciden. Ésos que quieren vivir en la catequesis y en la feria de los Círculos giratorios. Ésos que insultan tanto o más que la derecha burda y soez. Flaco favor le hacen al líder con sus intransigencias y posesiones de la verdad exclusiva. Quien critica al líder, para que medite, es un blasfemo. Da igual que de las Tablas de la Ley de su Programa no se sepa su postura sobre la inmigración, más allá de un recurrente ‘que se respeten los derechos humanos’, ¿pero se debe permitir la llegada de 700 millones de africanos hambrientos?, ni que en las Tablas tampoco se precise que si los catalanes deciden su destino, los vascos tendrían el mismo derecho, como ya han reclamado anteayer, y los canarios tras ls prospecciones de Repsol, y los gallegos, y por supuesto la parte alta de Navarra, y España desaparecería en dos años, ¿qué dice de eso el líder y sus Círculos?, o basar la economía exclusivamente en la reforma fiscal, el fraude y los paraísos fiscales, que por cierto no se pueden eliminar sin una decisión internacional, ¿qué hacer cuando este filón se agote? O el célebre artículo 135, se llega, se anula y ya está, fácil, ¿no? Cristo hizo milagros con los panes y los peces y caminado sobre las aguas, pero no de este calibre y por las buenas. ¿Y qué decir de la quema de contenedores, aduciendo que más violencia ejercen los poderosos, ignorando que el intento de conectar dos causas inconexas es una falacia y un fracaso de la razón. Bien vivamos, vivan, esta orgía de satisfacción. Emborráchense, disfruten con ella. Ya no sirven ni la crítica de la razón pura ni la crítica de la razón dialéctica, solo sirve la devoción y la entrega ciega. Todo crítico es un traidor. Esperemos a ver qué dice el pueblo. Les dejo porque voy a ver a Pablo Iglesias, que hoy también sale en El objetivo, de Ana Pastor.

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