Puntadas sin hilo

Han convertido la Constitución en una cárcel

...en la que estamos todos encerrados y Rubalcaba y Rajoy son dos de los carceleros. Hasta tienen encerrado al próximo rey. ¿O sea que había un pacto de lealtad a la Corona y no nos habíamos enterado? Ah, que el pacto es la Constitución de 1978. Claro, no había caído. Y ya nunca, nunca, podremos salir de esa cárcel, ni siquiera los recién nacidos, que tienen que tomarla como biberón. O mejor les dan el pecho y los amamantan Rajoy, Rubalcaba y demás partícipes de la inacabada Sinfonía de la Democracia Imperfecta. Los nuevos que traguen, como llevan años y años tragando los norteamericanos con la suya desde hace 227 años. Pero los carceleros ocultan que América ha sido capaz de enmendarla 27 veces en cuestiones importantes y ocho más están en el horno. Nosotros, para una pijada electoral y una cabronada económica en forma de artículo 135, auténtico requiescat in pace de nuestro bienestar. Estos dos pollos lo saben todo; el pueblo no sabe nada. Saben, si que se sepa por qué ni cómo, que los defensores de la monarquía son muchísimos más que los detractores. Si las encuestas no valen, ellos son adivinos, finos husmeadores de los gustos sociales. Y no vamos a hacer un referéndum para que se sepa si sí o si no y no vaya a ser que sí. Una celdita más de la cárcel. La Constitución, cómo no, se puede cambiar, pídanlos ustedes, pero ya buen cuidado tuvimos en aquel pacto para que fuera inexpugnable. Ni enmiendas ni leches, que empiezas con las enmiendas y termina concediendo a los catalanes su derecho a decidir. Mejor, que la Constitución sea, como ha devenido, una cárcel en que cada artículo sea, es, una celda.

Al ambiente de asfixia económica se une el descalabro ético y social, y ahora se culmina cerrando con siete llaves el sepulcro de la Constitución. Todo está allí como los diez mandamientos. Aunque no se cumpla ninguno. ¿Puede un país avanzar con una sustancial parte de la población revirada, distante y disconforme? Y hay que correr, correr, correr mucho y rápido para que a rey abdicado venga rey proclamado. No sea que, a falta de golpe de Estado, venga la rebelión general. Gozan y gozan, Rajoy y Rubalcaba, Rubalcaba y Rajoy, tanto como montan Isabel y Fernando y sus diputados sumisos en el Parlamento, franquicia de la cárcel de la Constitución. O no se puede o se puede pero hay que cambiarla pero no se cambia porque nosotros no queremos. Veremos qué dirán pronto los encarcelados de una y otra ala, principalmente los del ala Oeste de Rubalcaba, el enterrador del PSOE. SE puede quedar con la porra en la mano y encerrado en sus recuerdos de cuando el Fouché de vía estrecha de Ferraz y condenaba a su grey a la extinción, y Rajoy, el director de la prisión que lo chuleaba y elogiaba con los camelos de las monarquías y las cuestiones de Estado. Mientras los presos aporreaban las puertas de sus celdas constitucionales. Un día de elecciones se abrían y la democracia se tornaba limpia y verdadera. A veces la ira tiene razón, y sin nada que agradecerle a los carceleros, condenados a la guillotina del desprecio y del olvido.

La Constitución, una excusa, una coartada para que aquí no pase nada. No va a haber república ni el Presidente del Gobierno va a presentar su dimisión por cortesía institucional ni ministro alguno va a cesar ni el nuevo rey se va a salir del tiesto ni habrá tensiones políticas valorables ni cambios constitucionales. A la gran mayoría de la población todo esto no le interesa, simplemente le divierte. Los carceleros lo tienen todo bien urdido y amarrado, y no les importa humillar a todos los presos-ciudadanos a quienes sí interesa que la Constitución deje de ser una cárcel y la monarquía una incógnita. Éste es el País del Siempre Jamás.

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Gota FUTBOLERA: Cada jugador de La Roja ganará 720.000 euros si son campeones en Brasil. Si son finalistas la mitad y así sucesivamente hacia atrás, semifinales, cuartos... Son 23 jugadores más el seleccionador y todo el cuadro técnico. Calculo que unos 30. Son los que más cobran; el doble que los brasileños y alemanes.

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