Puntadas sin hilo

Cosas sorprendentes

El diario digital infoLibre, que ha sido quien investigó y desveló el asunto de los fondos de pensiones de los eurodiputados, complementa hoy su información al revelar que "El Europarlamento aportó casi 100 millones de euros de dinero público en diez años al fondo de pensiones privado creado por un grupo de eurodiputados y gestionado por una sicav de Luxemburgo. Los portavoces de la Eurocámara han admitido que el porcentaje de financiación pública no era de un euro por cada dos privados, sino justo lo contrario." Es decir, usted ha estado pagando dos euros por cada euro que Elena Valenciano, Arias Cañete, Montoro, Rosa Díez, Mayor Oreja, Willy Meyer y treinta y tres más aportaban para su fondo particular, que gozaba de unos beneficios fiscales insólitos y parejos a los de las grandes fortunas.

Por otro lado, el diario El Mundo revela que Magdalena Álvarez se va con 10.000 euros mensuales hasta los 65 años y pensión vitalicia. Naturalmente, como en el caso anterior, todo lo que acuerda quien hace la legalidad es legal. Pero sorprendente y repulsivo. O quizás mejor quitar lo de sorprendente y dejar solo lo de repulsivo. En unos momentos en que Europa, y particularmente España, ha sido sometida a un empobrecimiento general y a unas desigualdades sociales hirientes, clama que los representantes europeos defiendan sin vergüenza sus canonjías, a excepción del dignísimo Willy Meyer, quien, aunque ha reconocido que no sabía las condiciones del ya famoso fondo, admite que tenía que haberlas sabido y por eso renuncia, mientras los demás beneficiados hacen pompas de jabón y se quedan o no devuelven los pluses recibidos. Mucho peor que la ilegalidad es la legalidad artificial. Con razón se comprende por qué ser europarlamentario es un chollo, además de cementerio de elefantes.

Si a ello unimos la destreza opositora y facilidad con las que los familiares de los cargos importantes del Tribunal de Cuentas se integraban en la plantilla del Tribunal; si sumásemos las pensiones que disfrutan o disfrutarán miles de cargos y excargos públicos españoles, ya sean estatales o autonómicos; precisásemos el gran engaño de la cacareada reforma fiscal que sigue privilegiando a las rentas del capital frente a la del trabajo y que permite que alguien que gane diez millones de euros (que los hay y bastantes) tribute con la misma tarifa que el que gane por ejemplo 60.000 (que los hay y bastantes); el cachondeo de los aforados a gogó; y la revolera armada porque a una mujer casada que participa en los negocios de su marido se la impute y se tache al juez que ha osado tal decisión de ‘espiral inquisitiva contra esa mujer’; si UGT de Andalucía y empresarios de toda España se pulían en lujosos gastos o lucros personales el dinero facilitado por Europa para formación de trabajadores, el catálogo de cosas sorprendentes no hace más que reflejar nuestra degradada realidad. Y mientras tanto, el 27,7 % de los niños españoles no podrán comer aceptablemente este verano, sin que nos inmutemos o hagamos un fondo de inversión para ellos ni seamos capaces de darles a estos eurodiputados y demás un mordisco como el de Luis Suárez a Chiellini en Brasil, que es lo menos que se merecen.

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