Aunque sea práctica habitual hablar bien del muerto, y por mucho que Jardiel Poncela escribiera que los muertos son los únicos que siempre salen a hombros por mal que lo hayan hecho, comprenderán ustedes que no voy a tener el cinismo y la desvergüenza de hablar bien de Rubalcaba después de haber escrito diez o doce artículos criticándole ferozmente, el último titulado ‘Alfredo, por caridad, márchate’.

Su marcha es muy buena noticia para el PSOE y posiblemente para España. Reconociéndoles sus muchos méritos, sin embargo cometió el tremendo error de perpetuarse a través de sus variados cargos, taponando desde el último la imprescindible renovación, y especialísimamente con la traición a lo que sus votantes deseaban con el abandono de unas mínimas posturas y decisiones verdaderamente socialistas exigibles. Se ancló en el pasado y en la continuidad de lo fracasado y no supo modernizar ni reorientar el partido. Esta crisis era necesaria. Rubalcaba quedará en la historia del PSOE como el hombre que contemporizó y colaboró con la derecha en cuestiones relevantes, identificándose con muchas de ellas en nombre de unos supuestos e incomprendidos intereses de Estado. Degolló el sueño socialista y deja al partido casi en quiebra y en peligro de marginalidad o extinción. Es significativo cómo uno de los políticos más capacitados de España no puede pasar de segundón y termina dañando a su partido. El destino le ha tratado con crueldad, pero él ha colaborado con el destino.

Su problema básico, y el de quienes le reemplacen, fue y será el de la credibilidad. Nadie les cree ya y es difícil que recuperen la confianza de sus antes fieles. A Rubalcaba le ha pasado lo peor que le puede ocurrir a alguien en la vida: que nadie le crea, que lo que diga no interese. No ha sabido replicar a la acusación constante de la herencia recibida. No ha replicado con brío, no ha levantado expectativas. Despilfarraron su crédito y sus simpatizantes se han vuelto escépticos. ¿Por qué les van a creer ahora, qué garantías ofrecen, representan las ansias socialistas de buena parte de españoles o continuarán en la indefinición y en el chalaneo? ¿Serán capaces de olvidar a Zapatero, al ya grotesco y patético Felipe González y al achicharrado y acabado Rubalcaba? Teóricamente ese nuevo socialismo sería, es, necesario. Pero la izquierda española está muy indignada y posiblemente se apunte a formaciones más extremas. Los progresistas españoles están en otra onda. ¿Llegará a tiempo la renovación socialista?

Rubalcaba ha tenido la cordura y honradez de no apuntarse, al menos de momento, a puertas giratorias y ha decidido reencontrarse con la Universidad. Apuntémoslo en el capítulo de elogios.

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Gota VALENCIANO: Elena Valenciano ha optado por una solución para lo de su fondo de inversión en Luxemburgo, a mi juicio bastante aceptable: Según sigue informando infoLibre, renuncia a la parte del fondo que puso el Parlamento europeo. Solo recuperará el dinero que puso ella y que estará sujeto a una penalización del 50%. Es decir, si de 100 euros el Parlamento puso 66 y ella 33, recuperará el 50% de esos 33, esto es, 16,5 euros.

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Gota INCOHERENCIA ADA COLAU: Ada Colau dice que votaría sí-sí en la consulta, aunque no es independentista. De verdad que ya no entiendo nada.