Puntadas sin hilo

La responsabilidad histórica de Podemos

Pocas veces, por no decir ninguna, un movimiento social, un partido político habrá tenido, impensadamente, tanta responsabilidad y oportunidad en la historia de España como Podemos. Una buena parte de la sociedad, aún sin cuantificar con precisión, desea un cambio sustancial en sus aspiraciones de vida. Probablemente no saben qué quieren, pero saben lo que no quieren. Por eso en las asambleas a celebrar en otoño tanto los participantes de base como sus representantes deberían tener un cuidado extremo en el señalamiento de proyectos y decisiones. Exigir demasiado será el fracaso; quedarse cortos no supondrá alteración de lo establecido. Será la duda y disyuntiva entre lo posible y lo imposible, por mucho que se pregone que lo imposible siempre es posible. Lejos de caprichosas y frívolas voluntades, cerca de novedades rupturistas y transformadoras. Yo no sabría confeccionar ese programa, no sabría tamizar lo que la masa creciente de seguidores desea en bruto.

¿Es Podemos una opción comunista? Creo que la aclaración de esta cuestión es trascendental. Sin recovecos semánticos ni disimuladas respuestas. Porque es dudosísimo que la sociedad española aceptase un aterrizaje del comunismo en su significado más común y comprensible. Aun sin serlo, si no lo es, bien que se lo airearán las fuerzas opositoras, que son prácticamente todas. Aunque, por supuesto, tampoco pueda llamarse comunismo a la defensa justa de los derechos colectivos irrenunciables.

Está claro que con Podemos resurgen las dos Españas, afortunadamente sin violencia. La política española queda así establecida para los próximos años. O Podemos o No Podemos. No hay más. IU se ha convertido en un satélite estimable, y el PSOE sigue nadando en la ambigüedad, la contemporización y la confusión. Todos contra Podemos, fomentando el miedo hasta la náusea.

Pero lo económico ya no será la baza decisiva. La necesidad de cambio que sienten los españoles ha trascendido lo económico. Si gana Podemos, algo cambiará. Si no, todo seguirá igual, es decir, la España que nos hiela el corazón. Aunque fracase, Podemos habrá sido el más hermoso intento de liberarse de tanto yugo y escarnio. Pero no tiene por qué fracasar, a poco tino con que se desarrolle su revolución de octubre. Podemos o la España disgustada, Podemos o la decencia, Podemos o la conjunción de los astros, Podemos o la razón. En sus manos, en su mesura y en su talento estamos. La partida de ajedrez político ha comenzado ya en las redes. ¿Tendrán miedo los españoles a mover ficha con audacia, preferirán enrocarse en la comodidad y tristeza de lo establecido?

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