Puntadas sin hilo

La indecencia de sentirse orgullosos de ser españoles

¡Joder, qué triste estoy! Me siento populista y demagogo. El conocimiento de que el 1 % de españoles acapara el 70 % de la riqueza nacional me ha dejado grogui. Ante esto, resulta inexplicable que ni una sola persona, salvo los de ese 1 %, vote al PP o al PSOE, los dos partidos que con sus continuadas políticas son los responsables de esta desgracia nacional. ¡Se dice pronto, el 1 % acumula el 70 % de la riqueza! Y tras 40 años en el poder, no se creerá que ahora lo van a arreglar. Habrá que votar, pues, a IU o a Podemos, que al menos lo intentarán en serio. Puesto que no se percibe el menor atisbo de revolución, digan lo que digan libertarios y abstencionistas, refugiada la gente en la resignación, no queda más salida que votar a quienes hasta ahora no han gobernado. Puede que los machaquen y entre las fuerzas conservadoras de todo tipo se lo impidan. Pero al menos es lo único decente que queda por hacer para recuperar, adquirir más bien, nuestra condición de seres humanos respetables.

La caridad o solidaridad no pueden sustituir a la justicia y al derecho natural. Al contrario, Iglesia y Ongs civiles amortiguan la urgencia y necesidad ineludibles de la moralmente obligatoria remoción social de tamaña desigualdad. No se trata solamente del reparto de la riqueza existente, sino de la creación de nuevas fuentes. Ésta es la gran tarea política e imaginativa de Podemos e IU, amén de limpiar los miles de gastos y prebendas en sueldos vitalicios, designaciones caprichosas e interesadas, y remuneraciones inventadas y ofensivas. España es un escándalo, y no lo es menos porque el resto del mundo el año 2016 el 1 % de la población poseerá el 99 % de la riqueza mundial. España pertenece a un contexto menos doloroso, y sin embargo es el país de la Unión Europea con mayor desigualdad, solamente superada por Letonia. Toda la parafernalia y propaganda que electoralmente nos cuenten carece de relevancia ante esta realidad que nos descalifica tanto a nosotros como ciudadanos votantes como a los partidos causantes. No nos refugiemos en torpes disculpas ni demás problemas. La vergüenza, y la tristeza, residen en esta situación social inmoral y abyecta. Tenemos la voz, el voto y la razón. Usémoslos. Cambiemos. Dignifiquémonos. El 1 % de españoles acumula el 70 % de la riqueza. Nada que ver con el esfuerzo ni las posibilidades de participar en condiciones de igualdad. No es justo, es obsceno y humillante. Despertemos. Intentémoslo para mitigar la tristeza. No ha habido un hecho, una constatación más antidemocrática y lastimosa durante los últimos 40 años. Porque, además, el 30 % no acumulado por el 1 % también está brutalmente repartido: algunos, bastantes, muchos, no tienen nada.

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