Puntadas sin hilo

Náuseas

A mí con tal de que no gane el PP me da igual que gane el PSOE, Podemos, IU o la nueva derecha de Ciudadanos. Bueno, ésta no porque, con pequeñas exigencias, apoyaría al PP; aunque no me importaría si jurasen por su madre que nunca pactarían absolutamente nada con ellos. Renuncio a mi ideología. Creo que el daño de todo orden que el PP ha infligido a los españoles los hace repudiables sin conciliación posible.

Pero no las tengo todas conmigo. No confío en el buen gusto político de una muy importante parte de españoles, prestos a justificar la devastación ética que el Partido Popular ha llevado a cabo.

Y encima las distintas versiones de izquierda se putean unas a otras. Por supuesto creo que el PSOE forma parte de esas izquierdas aunque su izquierdismo sea light. Pero rechazo categóricamente el repetido, fatigoso y dañino aserto de que PSOE y PP son lo mismo. Prefiero que gane Podemos o IU, pero acepto que gane el PSOE, que, además, siempre necesitaría la ayuda de los otros dos. No soporto más la degeneración moral y social del PP.

No entiendo cómo, si toda la Oposición, sin excepciones, incluidos nacionalistas, estima que con la llamada Ley Mordaza ha convertido España en un Estado policial, no se unen, electoralmente, para desplazar al responsable. Teóricamente son más. No entiendo como si según la Sociedad Española de Salud Pública la pobreza infantil en España dejará "efectos indelebles en la salud", los responsables políticos no arremeten pública y furiosamente contra los causantes de esa ignominia humana. No entiendo cómo la libertad de expresión está comenzando a ser aherrojada en los medios de comunicación sin que nadie rechiste. No entiendo cómo personas de la zafiedad mental o física de Esperanza Aguirre o Rita Barberá puedan ser elegidas alcaldesas. No entiendo las connivencias eclesiásticas del PP. No entiendo cómo se puede tener el cinismo de hablar de recuperación con un 25 % de paro y con un 30 % de quienes trabajan ganando menos de mil euros. Me siento desolado, indignado, cabreado, invadido de náusea política. Renuncio a mis ideales con tal de que estos tipos no nos perviertan la vida. En mi primitivismo, suplico talento y concordia en lo que llamamos izquierda, lejos de las vanidades, los egoísmos, y las ansias de pequeñas parcelas de poder.

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