Puntadas sin hilo

Si yo fuera el Rey

En ningún caso volvería a encargar al señor Rajoy la formación de Gobierno. Está dentro de mis facultades institucionales. Ya no por el feo que ha hecho a mi persona, que eso es lo de menos, sino por el daño causado y el desprecio mostrado a los españoles al colocar la situación política del país en una disyuntiva de difícil solución, reservándose el derecho de seguir en la carrera cuando a él le apetezca. Pues conmigo que no cuente. El que fue a Sevilla perdió su silla. Mal servicio haría a España volviéndoselo a ofrecer. Si cree que soy un juguete manejable a su voluntad, está equivocado. Mis facultades constitucionales son limitadas, pero no moldeables al antojo de terceros de dudoso patriotismo. Tengo ganas de ver la cara (dura) que trae el próximo miércoles en la nueva ronda de contactos. Si en su partido quieren, que presenten otro candidato y lo consideraré seriamente. Esto también entra en los parámetros democráticos. Basta ya de lecciones (y de humillaciones), señor Rajoy.

No sé qué pasará. Lo lógico sería encargar la formación de Gobierno al candidato del PSOE, Pedro Sánchez, quien parece estar dispuesto. S me plantea la duda de si debo hacer tal ofrecimiento al término de las nuevas reuniones programadas con los grupos políticos, o sería más conveniente esperar a las decisiones que tome el Comité Federal de su partido el próximo sábado, pues pueden destituirlo o apoyarlo con muy restrictivos poderes, bien denegarle tajantemente la posibilidad de pactar con Podemos o bien facultarle para negociar un acuerdo de coalición con el Partido Popular o simplemente de voto abstencionista, y ello con unas exigencias mínimas que también le marcaría el Comité Federal. Sé que esto no tiene nada que ver con mi actitud, pero sí con la prudencia o cautela de mi decisión. No vaya a encargárselo y se lo cepillen tres días después o el propio Sánchez dimita ante tales restricciones a su cargo.

Otra posibilidad que puede parecer remota sería proponérselo a Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que me juego una mano que ése sí que aceptaría encantado con falsa humildad y como resignado. Solo tiene 40 diputados, pero tal vez fuese posible que reuniese los votos del Partido Popular y del PSOE, por agotamiento y dadas sus disputas para concordar.

A quien creo que no procedería ofrecérselo es a Podemos, aun teniendo 29 escaños más que Ciudadanos, porque, con seguridad, no tendría ningún apoyo relevante. Y conste que Podemos merece todo mi respeto por una razón fundamental: Podemos ha encauzado la discrepancia a través de un partido político en lugar de quemar cajeros y contenedores. Podemos me cae bien, pero no puedo hacer nada si ningún grupo parlamentario le apoya, y desde luego el PSOE no lo va a hacer.

Finalmente queda la salida de repetir elecciones, pero para ello es necesario que se ponga en marcha el reloj y el plazo de dos meses con la primera investidura que el señor Rajoy ha boicoteado con su artimaña. Pienso que no se llegará a la insólita situación de que nadie quiera optar y que el plazo de dos meses no comience a correr. El puesto es muy goloso. Antes o después, la sensatez se impondrá. Si todos prescinden de sus egoísmos y vanidades y de sus intereses partidistas y se preocupan por la gente, seguro que se conseguirá en brevísimo plazo.

Por favor no le cuenten esto a nadie.

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