De ciudadano ejemplar calificó el señor Rajoy al señor Fabra. Ya se ha repetido hasta la saciedad la imposibilidad de juzgarle dentro de esto que llamamos Estado de Derecho.

Son ocho los jueces destinados al caso que se han marchado. ¿Nadie da a este hecho la importancia que tiene? El Partido Popular, por su parte, hace todo lo que puede para evitar el proceso. Por un lado, con su apoyo moral y semántico proclamándole prócer y ejemplo de conducta moral a seguir y, por otro, con artimañas burocráticas para retrasar el refuerzo en el juzgado de Nules.

El hecho de que sea imposible determinar el número de cuentas corrientes que tiene; que justifique ingresos millonarios por la elaboración de informes bajados de la red (y que el juez lo diera por bueno); otras veces por "asesoría verbal" (como Corleone); que le toque la lotería de vez en cuando, que es el argumento más burdo que alegan los que son sorprendidos blanqueando pasta; que haya sido acusado en sede judicial de recibir sobres con dinero en metálico (uno de los citados en el sumario por trincar sobre es el señor Lamela, mano derecha de Esperanza, que intentó meter en la cárcel a los médicos del Severo Ochoa, y que compatibiliza el cargo de Consejero de Obras Públicas con sus negocios inmobiliarios, todo un ejemplo de iniciativa liberal, también ensalzado por don Mariano); todo esto es irrelevante.

Su hija, aupada a senadora, también está en el sumario, y casada con el señor Güemes, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y que va dando lecciones morales por ahí. Se reclama para el señor Fabra la presunción de inocencia. Él también podría utilizar el "presunto" cuando llama "hijo de puta" al jefe de la oposición, como tenemos que hacer los demás antes de ponerle adjetivos que se ha ganado a pulso.