Asuntos & cuestiones

Hibernando

Los responsables de los principales bancos han dicho muy claro que no van a abrir el grifo. Si dieran créditos indiscriminadamente, afirman, se pondría en riesgo la economía financiera y se cometería una grave irresponsabilidad.
Nadie cuestiona el derecho de los presidentes de las principales entidades bancarias a ir a lo suyo, es la esencia del libre mercado, pero parece que han olvidado las veces que el ciudadano, a través del Estado, ha acudido al rescate de su negocio cuando venían mal dadas. Según Cándido Méndez, entre el 78 y el 94 se les aportaron 14.250 millones de euros, por la filosa, sin intereses ni comisiones. Cuando llega la hora de arrimar el hombro, santa Rita, Rita.

El problema reside en que el mecanismo de la correa de transmisión que hace circular el dinero lo tienen los bancos en exclusiva. Son muchos los ciudadanos y las empresas que se quejan de que no les prestan dinero a pesar de reunir los requisitos. Las nóminas no parecen tener el peso que tenían a la hora de pedir prestado ante el incremento constante de las cifras del paro. Todo es muy lógico, ahora falta por dilucidar quién se hace cargo del asunto, porque la banca ya no sirve. Anuncian que, mientras dure el temporal, se retiran a su palacio de invierno y que se les avise cuando llegue el estío.
Pocos echan de menos los bancos públicos, como Argentaria, que se privatizó para ponerlo en manos de un colega de Aznar, sin que nos explicaran las ventajas que suponía para el ciudadano aquella incautación, aparte de esa manía de nuestra derecha de ir corriendo a la vitrina, nada más llegar al poder, para llevarse las joyas de la corona. Ahora, la banca pública nos vendría muy bien, ya que no estaríamos a expensas de la misericordia neoliberal. Presidente, intervenga.

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