Asuntos & cuestiones

Gobierno y patria

Cuando el señor Maragall dijo en el parlamento catalán que CiU tenía un problema que se llamaba 3 por ciento, no quiso decir que daban positivo en el control de alcoholemia sino que, durante su mandato, los adjudicatarios de obras públicas pagaban comisiones para obtener ventaja en las adjudicaciones. CiU negó la mayor, y la cosa quedó en un: "Un día nos vemos y nos tomamos unas cañas". El sueño de Pujol, que siempre luchó por la "gobernabilidad" (pase lo que pase, todo el mundo se calla y aquí paz, y después gloria). Estar por la gobernabilidad no es fácil, hay que tener tragaderas. Todos recordamos aquellos gritos de "Pujol enano habla castellano" que proferían las masas del centro (del centro de España quiero decir) la noche de la primera victoria electoral del PP, y que tanta gracia hacían a Jose Mari. Pujol recuperó rápidamente el derecho a hablar su lengua materna y se cobró el cachondeo exigiendo a los "del centro" el doble de lo que pedía a los socialistas. Los "del centro" se habían hecho federalistas cuando terminaron de contar los votos. Así se escribe la historia y el amor a la patria.

Pero esta vez el ataque se producía en casa. La indignación fue mayor y la rectificación no se produjo. Las pruebas no se aportaron. Al final, la historia ha dado la razón a los convergentes. No había tal 3 por ciento en el cobro de comisiones. Un fiscal afirma que llega hasta un 20 por ciento. Hay que ser serios en estas cosas, o en su defecto estar por la gobernabilidad ("tú cállate y cuando te toque a ti, me callo yo"). Pero el señor Maragall era un deslenguado y se cerró la puerta de la gobernabilidad. Hay que reconocer que si no mintió, se equivocó: "Hay gente que no se mancha las manos por un cochino 3 por ciento".

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