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Hola, muy buenas. Esta sección: "Asuntos y Cuestiones" es un espacio donde el autor, o sea yo, verterá sus opiniones. Las mías. No pretendo ser objetivo, ni equidistante, ni convincente, ni neutral, ni equilibrado, ni cualquier otra de las muchas condiciones que los intransigentes exigen al resto.

Tengo una opinión de las cosas. Es más, estoy convencido de que todo el mundo la tiene. No la mía, claro, pero alguna. Por eso, siempre me han parecido sospechosos los neutrales, bueno, más que sospechosos, me da la impresión de que mienten. Digo esto porque cuando uno se alarma ante las barbaridades que se publican hoy en día con total descaro, a veces escucha cosas del tipo: "Es una opinión, como los otros tienen otra", "¿Dónde está la verdad?", "La verdad absoluta no existe"... y todo ese tipo de tonterías para enmascarar la mentira, sin más. La respuesta para ese personal es bien sencilla: "Basta con no mentir". A nadie se le puede exigir que diga la verdad, sobre todo, si, como decía antes, no sabe dónde está, pero al ciudadano que se pretende honrado, o al que informa, se le debe exigir que no mienta. Así de fácil. Y así de complicado en ésta era en la que la técnica Goebbels (una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad) es la norma de estilo de algunos medios de comunicación. Eso sí, uno se puede equivocar, e incluso, vivir en el error, pero eso no le convierte en miserable, como mucho, en tonto. Los miserables son aquellos que mienten sistemáticamente al amparo de los que les exigen que mientan.

Así, si León Felipe decía que había venido a contar cosas sencillas, yo diré que en mi caso, elementales.
Para bien en unos casos, y para mal en muchos otros, tengo memoria y echaré mano de ella. Por volver a León Felipe, estoy de acuerdo con él cuando dice que el llanto del hombre lo ahogan con cuentos y que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos. Yo, por la edad, me sé muchos cuentos, pero todavía me maravilla la capacidad de fabulación de muchos de nuestros próceres y mandamases para justificar lo injustificable. Intentaré, eso sí, que mis cuentos tengan gracia, que se aproximen al chiste. Nada más, buenas noches, no olvide despejar la plaza antes de comenzar la lidia.