Balagán

Alain Finkielkraut y el Holocausto

Al filósofo francés judío Alain Finkielkraut le han invitado a dar una conferencia en el Yad Vashem, que es el Museo del Holocausto de Jerusalén, sobre la enseñanza del Holocausto. Finkielkraut es un personaje controvertido por varios motivos. En primer lugar por su crítica -que en mi opinión es reaccionaria y cínica- de la Ilustración y de la razón en general, con la que adquirió notoriedad. De eso hace ya varias décadas. Más tarde ha acabado dirigiendo sus puyas principalmente contra el islam, evitando cuidadosamente medir con la misma vara el antirracionalismo hipernacionalista e hiperreligioso de Israel.

El diario Haaretz cuenta que Finkielkraut está "preocupado" porque "teme que el recuerdo del Holocausto esté reforzando el antisemitismo en Europa y el odio hacia Israel, y no sabe cómo se podría evitar esto". Finkielkraut lamenta que otros grupos étnicos estén demasiado ocupados hablando de su propio sufrimiento y dejen de hablar del sufrimiento judío del Holocausto, e incluye en esta categoría a "africanos, árabes, asiáticos y latinoamericanos", puesto que, en palabras de Finkielkraut, estos grupos ven que "el énfasis en la tragedia judía relega al olvido el resto de genocidios".

Los jóvenes franceses de origen africano, se queja Finkielkraut, "no muestran su disgusto por lo que se hizo en Auschwitz, sino ante el recuerdo de Auschwitz, y boicotean Auschwitz por considerarlo un producto israelí". Prosigue con una jeremíada que repite desde hace años como si fuera una admonición con la que quisiera rasgarse las vestiduras y, al mismo tiempo, sacudir la supuesta conciencia del Viejo Continente: "Europa ya no pertenece a Europa. Europa no pertenece a nada. La no pertenencia de la Europa del post-Holocausto lo es todo". Como se ve aquí, el Holocausto es el centro del mundo para Finkielstein.

"A Europa le han arrebatado su identidad cultural", continúa. Y es una frase que me parece que Finkielkraut, que ha criticado la Ilustración sin descanso y sin piedad durante años, no está en posición de comentar. Al fin y al cabo la Ilustración es probablemente la pieza central de la cultura europea, mal que le pese a Finkielkraut. Pero él prefiere dejar de lado la razón y poner el énfasis en la cuestión identitaria, que justamente ha sido y es uno de los peores males de nuestro tiempo. Europa, concluye, "se ha convertido en una colección de identidades y de valores universales, y esto no ayuda a Europa a erradicar el antisemitismo, sino que lo refuerza", termina diciendo.

Creo que es justamente la actitud antirracional de este filósofo francés y de otros pirómanos similares, y no sólo en la cuestión del Holocausto, sino también en todo lo relacionado con Israel, lo que más debería preocupar a la audiencia judía e israelí que Finkielkraut ha tenido en el Yad Vashem.

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