¿Es la chispa siria?, se preguntaba ayer maliciosamente el comentarista Tariq al-Hamid en el diario pro-saudí Al-Sharq al-Awsat. Personalmente, creo que será necesario esperar algunos días para obtener una respuesta. El próximo viernes, después de la plegaria del mediodía, nos podremos hacer una composición de lugar más cabal. La realidad será la que conteste adecuadamente. En cualquier caso, ayer se reprodujeron las protestas de los últimos tres días en la ciudad de Deraa, al sur de Damasco, y al parecer hubo un muerto más, que se ha de sumar a los cinco del viernes en la misma ciudad.

Las protestas comenzaron el viernes, y las hubo al menos en las ciudades de Deraa, Homs y Banyas, además de Damasco. En Damasco tuvieron lugar en la gran mezquita Omeya, en el corazón de la ciudad antigua, y el hecho de que fueran allí puede ser un indicio de que los islamistas están detrás. Decenas de manifestantes gritaron al finalizar la oración del mediodía del viernes, dentro de la mezquita, la consigna "No hay más dios que Dios", informa el servicio en árabe de Al-Yazira. En esta misma dirección apunta el hecho de que en algunas de las concentraciones se gritaron otras consignas islamistas. En total, y principalmente en Deraa, participaron millares de personas.

Pero otras narraciones de lo ocurrido en Deraa señalan que los manifestantes también protestaron contra la corrupción, que en Siria es un mal endémico, y a favor de las libertades. Y concretamente contra la figura del exitoso hombre de negocios Rami Majluf, que es pariente del presidente Bashar al-Asad y posee algunas grandes empresas en el país. Al parecer, ayer prendieron fuego a la delegación en Deraa de una empresa de telefonía móvil de la que es copropietario Majluf.

Será necesario esperar todavía algunos días para saber qué dirección toman las protestas en Siria. De momento, el gobernador de Deraa ha sido destituido y aparentemente la policía no permite la entrada de nadie en la ciudad, aunque sí que permite la salida de quienes están dentro.