Balagán

Netanyahu condena las revueltas árabes

Binyamin Netanyahu cree que la llamada Primavera Árabe es en realidad un crudo invierno, y que las revueltas que han visto varios países de la región durante lo que llevamos de año son en realidad movimientos regresivos que conducen al mundo árabe "no hacia adelante, sino hacia atrás".

Netanyahu cree que el mundo árabe no está preparado para la democracia, aunque al mismo tiempo teme que sus vecinos abracen la democracia. En una comparecencia en la Kneset el miércoles, el primer ministro israelí calificó la llamada Primavera Árabe de "oleada islamista, anitoccidental, antiliberal, antiisraelí y antidemocrática".

Esto es algo que se podía esperar. Como se podía esperar que en esa misma comparecencia Netanyahu haya criticado a los líderes occidentales, y especialmente al presidente Obama, por haber forzado a Mubarak a dimitir. Ha llamado a esos líderes occidentales "ingenuos" y ha dicho que desconocen la realidad de la región.

A nuestro juicio, lo más grave de la intervención de Nertanyahu en la Kneset es el repaso que dio a los parlamentarios israelíes que recientemente le pidieron que negociara con los palestinos. "Recuerdo que muchos de vosotros me pedisteis que aprovechara la oporunidad para hacer concesiones precipitadas, y para ir corriendo hacia un acuerdo" con Mahmud Abás.

Netanyahu no tiene ninguna intención de negociar seriamente con los palestinos, con independencia de lo que ocurra en los países árabes. La expansión colonial israelí sigue adelante, sin descanso y a buen ritmo, ocurra lo que ocurra en la plaza Tahrir y digan lo que digan los líderes occidentales, que dicen muy poco y no hacen nada.

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