En Siria hay una guerra civil con todos sus componentes. Probablemente es además una guerra civil sectaria, que son las peores, entre alawíes y cristianos por una parte y sunníes por otra, aunque las líneas de separación no son nítidas. Hay algunos cristianos con la oposición y hay muchos sunníes, especialmente laicos, que apoyan al régimen.

La causa interna de la guerra es la falta de desarrollo de la sociedad siria, si se la compara con las sociedades europeas. Los paradigmas religiosos, sociales, culturales y económicos son marcadamente diferentes a los europeos y el sectarismo está muy arraigado.

La causa externa es la injerencia de las potencias extranjeras, y principalmente de Estados Unidos, Europa y Arabia Saudí. Estados Unidos y Europa quieren trasplantar la democracia a Siria sin atender a las condiciones sociales, económicas, políticas y religiosas del país.

Creen que con abrir las urnas ya está hecho todo. Es la misma política que aplicaron los neocon en Iraq. Pero no, ir a las urnas no garantiza la democracia. En Iraq por ejemplo la población ha votado varias veces y es difícil que podamos hablar de democracia.

La injerencia saudí también es preocupante. Los saudíes dicen que no quieren implicarse directamente en la guerra civil siria, es decir no quieren enviar carros de combate o aviones. No obstante, no cabe duda de que están apoyando a los suyos, los sunníes, cuya principal facción son precisamente los Hermanos Musulmanes.

Los saudíes quieren democracia en Siria porque la mayoría de la población es sunní y religiosa. Pero los saudíes no quiern democracia para ellos mismos y no hay que olvidar que hace solo unos meses invadieron Bahrein con sus carros de combate para aplastar la democracia que exigía la mayoría de la población, que allí es chií.