Balagán

Siria se desmorona

Las informaciones que llegan desde Siria indican que los combates se han generalizado en Damasco, y sugieren que el régimen de Bashar al Asad podría estar cercano a su colapso.

Los combates también tuvieron lugar ayer en la Avenida de Bagdad y en la plaza Sabaa Bahrat, es decir en barrios burgueses de la capital, en la zona donde residió Yaser Arafat a principios de los ochenta, antes de ser expulsado definitivamente por Hafez al Asad, el padre del actual presidente.

El palacio presidencial queda a cierta distancia de los combates y además está apartado de los núcleos de población, pero esto no resta gravedad a la situación del régimen.

Según los rebeldes, el Ejército está usando helicópteros en Damasco. No obstante, la naturaleza de los combates en la capital revela que los opositores no solo cuentan con fusiles.

El general israelí Aviv Kojavi, jefe de los servicios de inteligencia militar, dijo ayer en la Kneset que Bashar al Asad puede sobrevivir entre dos meses y dos años, y que Siria puede convertirse en un teatro de operaciones antiisraelíes similar al del Sinaí, debido a la presencia cada vez mayor de yihadistas oriundos de todo el mundo islámico que combaten contra el régimen de Damasco.

Kojavi estima que cada día mueren en Siria entre 500 y 700 personas, que la violencia va a peor y que el país está viviendo un proceso de "iraquización".

Esta es una consecuencia que los americanos, y los occidentales, deberían haber tenido muy en cuenta antes de lanzarse a la carga contra el régimen. Sin embargo, la administración Obama se ha aferrado al ideario neoconservador de Bush que pretende llevar la democracia a todas partes del planeta cueste lo que cueste. Afganistán e Iraq son los mejores ejemplos de lo que puede dar de sí la aplicación forzosa de esta teoría. Y Siria parece que corre tras esos mismos pasos.

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