En los años 50 y 60 el arquitecto francés Michel Ecochard fue contratado por las autoridades sirias para varios trabajos, incluida la planificación de la expansión urbana de Damasco. Ecochard vivió varios años en la capital siria y elaboró su plan que hasta donde sé no fue publicado pero cuyo original puede consultarse en la Biblioteca del extraordinario Instituto Francés de Damasco.

En uno de los apartados, Ecochard hablaba de las distintas comunidades que vivían en Damasco. El arquitecto había observado que durante los fines de semana cada una de las comunidades tenía un paseo propio. Los cristianos ortodoxos paseaban por cierta calle, los sunníes por otra, los judíos por otra, los alawíes por otra, los drusos por otra, etc.

El sectarismo -que puede alcanzar muchos niveles- llegaba en Damasco a ese punto no hace tantos años, es decir hasta el punto de que las distintas comunidades ni siquiera compartían los ratos de ocio.

Uno de los esfuerzos que ha hecho el Baaz ha consistido en tratar de borrar, en la medida de lo posible, el sectarimo, aunque lo ha hecho aplicando cierto sectarismo a favor de las minorías y en contra de los sunníes, ha sido un sectarismo limitado.

El miércoles pasado tuvo lugar un atentado en Damasco que decapitó a las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. Los tres principales muertos fueron el ministro de Defensa, Daoud Rayha, el viceministro de Defensa y cuñado del presidente Assad, Assef Shawkat, y el responsable de los servicios de inteligencia Hisham Ijtiar. En el momento de la explosión los tres participaban en una reunión junto con otros altos responsables del aparato militar y de los servicios de inteligencia.

Pues bien, el ministro de Defensa era cristiano; el viceministro de Defensa era alawí, y el jefe de los servicios de inteligencia era sunní.

El régimen alawí ha cometido grandes excesos, pero en el campo que nos ocupa ha tratado de aglutinar a sus altos cargos sin mirar a menudo su confesión religiosa, lo que en una sociedad como la siria ha constituido un progreso muy notable.