Un tribunal ha condenado a hasta ocho años de prisión y trabajos forzados a cuatro hombres por practicar la homosexualidad en Egipto.

La sentencia ha suscitado la preocupación de distintas organizaciones de derechos humanos en Occidente, que temen que los tribunales egipcios endurezcan su comportamiento con los gais y esto tenga un efecto dominó en otros países de la región.

Algunos grupos de estudios estiman que entre un diez y un quince por ciento de la población son homosexuales en un país donde teóricamente la homosexualidad no es ilegal, pero tampoco legal.

De hecho, en los países árabes, donde la represión sexual es grave, se practica a escondidas, como si se considerara un mal o una enfermedad que conviene curar.

Los cuatro egipcios han sido condenados por organizar fiestas sexuales, disfrazarse de mujer y maquillarse.

A partir del cambio de milenio, bajo el mandato de Hosni Mubarak, los jueces egipcios empezaron a aplicar con mayor asiduidad condenas sobre los homosexuales, castigándose los "comportamientos inmorales".

Sin embargo, los grupos de derechos humanos dicen que la situación ha empeorado justamente desde la caída de Mubarak en 2011. Este ha sido uno de los casos en el que la búsqueda de la democracia ha tenido un efecto adverso sobre las libertades.

Los grupos de derechos humanos sostienen que con el régimen actual se han perdido libertades y que la situación de los homosexuales ha empeorado.

El hecho de que las leyes egipcias no dictaminen con claridad si la homosexualidad es legal o ilegal deja a los gais en un limbo pero permite que los jueces les apliquen condenas utilizando otras leyes que les pueden costar a los acusados hasta diez años de prisión.

Cuando faltan pocas semanas para que tengan lugar las elecciones presidenciales, no parece que la situación vaya a cambiar en un futuro próximo. Por lo tanto es importante que la comunidad internacional se movilice para detener la persecución de los homosexuales en Egipto y en los demás países de la región.