Balagán

Nir Baram

'Las buenas personas' es una novela de Nir Baram que merece leerse. Apareció en 2010 y se ha traducido con éxito a un montón de lenguas.

Nir Baram pertenece a una conocida familia de políticos laboristas y él mismo se sitúa a la izquierda del espectro político. Sin embargo, la novela es aséptica desde el punto de vista de la ideología.

'Las buenas personas' se desarrolla en torno al inicio de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, la Unión Soviética y Polonia, y termina con la invasión alemana de la Unión Soviética, cuando todavía no se sabe qué ocurrirá, ni que los nazis serán derrotados al cabo de unos años.

Thomas Heiselberg es un alemán corriente con una gran proyección profesional, que trabaja para una multinacional americana. Su padre, ya muerto, simpatizó con el nacional socialismo. Heiselberg, por el contrario, no ve con buenos ojos el nazismo pero las circunstancias de la vida y su ambición lo llevarán a colaborar con el régimen.

Paralelamente conoceremos a Aleksandra Weissberg, miembro de una familia intelectual rusa y judía que no siente ninguna simpatía por el estalinismo pero que acabará alcanzando una gran responsabilidad en el aparato represor soviético.

Heiselberg y Weissberg son las 'buenas personas', es decir personas que originalmente no tienen nada que que ver con los regímenes totalitarios que en esos momentos sacuden Europa pero que por razones distintas acaban colaborando con ellos.

En una entrevista con Haarezt Nir Baram, de 36 años, dice: "Los regímenes totalitarios, sobre los que escribí en 'Las buenas personas', nos exigen una lealtad total. Dicen: trabaja para nosotros y cree en nosostros, o al menos simula que crees en nosotros. En cambio, el capitalismo nos dice: puedes ser socialista o marxista, puedes gritar en las manifestaciones, pero danos tu talento, por ejemplo, inventa una aplicación que haga que los niños de 14 años aprieten un botón. Hay una gran distancia entre los mundos profesional e ideológico, una distancia que está dentro del alma y que es difícil reparar".

Los protagonistas de 'Las buenas personas' carecen de ideología, son casi apolíticos, pero se ven constreñidos a simular que comparten la ideología del régimen y a trabajar para el nazismo y el comunismo. En su caso, Heiselberg también se esforzará para servir al capitalismo.

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