Balagán

Gaza

El deterioro de la situación en los últimos días simplemente muestra cuán precario es todo en la región.

Ayer Israel llamó a filas a 40.000 reservistas, que se unen a los 1.500 reservistas llamados el lunes, que a su vez se unen a los miles de soldados de reemplazo que ya están destacados en la frontera de Gaza.

La movilización de ayer es significativa, pero no está claro si será suficiente para llevar a cabo una invasión de grandes proporciones, una eventualidad que parece que el primer ministro Binyamin Netanyahu todavía no ha decidido, en gran parte por consideraciones internas. Es posible que si la situación se deteriora haya incursiones limitadas en Gaza, pero no una vasta operación como la de Plomo Fundido de 2009.

Paralelamente las dos partes, Hamas e Israel no han dejado todavía de jugar sus bazas diplomáticas a través de Egipto, aunque de momento no se ha obtenido ningún resultado.

Netanyahu se inclina a no repetir una de las invasiones de Gaza de los últimos años, aunque la última decisión la tomará sobre la marcha. A Israel le interesa la calma en la zona puesto que le permite seguir expandiendo sus colonias en los territorios ocupados sin necesidad de mantener un conflicto militar con los palestinos.

La proverbial pasividad de Mahmud Abás contribuye a la expansión israelí. La periodista Amira Hass subrayaba ayer en Haaretz que la popularidad de Abás entre los palestinos está por los suelos, justamente por ese motivo, pero el presidente sigue tan paralizado como la comunidad internacional.

Si hoy hubiera elecciones en Cisjordania, o en Cisjordania y Gaza, no hay duda de que Abás sería el perdedor, y eso gracias a su política de no hacer nada por el proceso de paz y a los caramelos envenenados que le ofrece Israel.

El envío masivo de tropas a las puertas de Gaza es una maniobra de presión de Netanyahu sobre Hamas y está por verse durante cuánto tiempo Hamas es capaz de mantener el pulso.

Es interesante observar que los disturbios y la violencia de los últimos días han tenido lugar en Gaza, en Jerusalén oriental y dentro de Israel, es decir donde hay palestinos, pero prácticamente han sido irrelevantes en Cisjordania, donde Abás no tolera la más mínima disidencia.

Más Noticias