Las negociaciones de El Cairo entre Israel y Hamás volvieron a colapsarse ayer después de horas y horas de discusiones separadas entre las dos delegaciones y los mediadores egipcios.

Israel rechazó la última propuesta egipcia por considerar que no respondía a sus demandas de seguridad. Esta propuesta había sido aceptada unas horas antes por los palestinos y todo el mundo pensaba que el primer ministro Benjamín Netanyahu iba a aprobarla sin grandes dificultades.

Sin embargo, Netanyahu se reunió durante horas con los jefes militares y con líderes políticos durante la noche del lunes al martes y al final decidió exigir nuevas demandas a los palestinos.

La principal desavenencia radicaba en que ahora Israel demanda la desmilitarización de la Franja de Gaza a cambio de aceptar negociar la construcción de un puerto en la ciudad de Gaza.

Los palestinos rechazaban vincular una cosa con la otra y descartaban completamente el desarme de las milicias. De esta manera se llegó a un punto muerto. Las horas pasaban y el diálogo no conducía a ninguna parte.

En este contexto, mientras las negociaciones no avanzaban en El Cairo, las milicias dispararon dos cohetes contra la ciudad de Bersheba, y acto seguido Netanyahu ordenó la retirada de su delegación.

Al mismo tiempo la aviación israelí empezó a bombardear la Franja de Gaza.

En resumen, el alto el fuego de cinco días que debía expirar la pasada medianoche se rompió siete horas antes.

Los palestinos utilizaron las milicias para "advertir" a Israel de que su negativa a aceptar la propuesta egipcia no era admisible.

En cierta medida, esto formaba parte del regateo de las negociaciones. De la misma manera que también formaban parte del regateo las nuevas demandas de Israel.

Llegados a este punto será necesario recomponer la situación cuanto antes, lo que en gran parte dependerá de la flexibilidad que muestren las partes.