El gobierno israelí continúa con sus ambiciosos planes de expansión en los territorios ocupados mientras la comunidad internacional permanece con los brazos cruzados.

El diario Haaretz informó ayer de la inminente expulsión de millares de beduinos de sus casas situadas al este de Jerusalén, dentro de un plan con el que se pretende ocupar esas tierras en beneficio de los colonos judíos.

Por supuesto, se trata de otro plan ilegal, aunque es sabido que la ley internacional no existe cuando se habla de Israel.

Este proyecto sigue a otro que se anunció hace solo unos días y que consiste en expropiar vastas extensiones de territorio palestino al sur de Jerusalén con el fin de impulsar las colonias judías en el área de Gush Etzion.

También este proyecto es ilegal, pero a la comunidad internacional no le importa un rábano.

Según Haaretz, el último plan prevé la construcción de una ciudad exclusiva para los beduinos que se levantará en el área de Jericó, en el valle del Jordán.

Se trata de un nuevo proyecto de limpieza étnica clásica que va a permitir la "liberación" de vastas extensiones de territorio palestino en la Cisjordania ocupada, justo al lado de la ciudad santa.

Los dirigentes israelíes parecen determinados a concluir la limpieza étnica que se inició en 1948, con la creación del Estado judío, y que ahora se está aplicando en Cisjordania.

La nueva ciudad del valle de Jordán tendrá capacidad para 12.500 beduinos, y hay que recordar que muchos de ellos ya fueron expulsados de sus hogares tradicionales en distintas operaciones de limpieza ejecutadas desde 1948, algunos de ellos dos o tres veces.

Pero aunque el proceso de desposesión de los beduinos ha existido desde el establecimiento de Israel, se ha acelerado significativamente desde que se firmaron los acuerdos de Oslo en 1993. Desde entonces el ejército ha destruido millares de cabañas y estructuras pertenecientes a esta comunidad.

Como sea que una parte de esos beduinos se dedican al pastoreo, o incluso a la agricultura, con el nuevo cambio perderán definitivamente su forma de vida.