Algunos analistas árabes e israelíes dicen que la tercera intifada ya está aquí y tiene características propias.

Un argumento que dan es que en el último mes ha habido más muertos israelíes que en los últimos cuatro años.

Y es cierto que durante la última década la Cisjordania ocupada ha estado más tranquila que una balsa de aceite. El presidente Mahmud Abás no ha permitido ninguna broma y cualquier sospechoso de ser partidario de la resistencia ha sido encerrado en prisión, de ahí que es natural que hablemos de una balsa de aceite.

Las últimas semanas, sin embargo, han visto un resurgir las protestas y hasta la violencia, básicamente contra las fuerzas de ocupación y los colonos judíos que viven en los territorios ocupados.

Cabe preguntarse si esta tendencia va a consolidarse de manera que sea apropiado hablar de la tercera intifada, algo que por el momento no está claro.

En cualquier caso hay que consignar que a esta situación no se ha llegado de la noche a la mañana sino por el continuado proceso de expansión israelí en Cisjordania, y especialmente en el sector ocupado de Jerusalén, un proceso que no se ha detenido ningún día.

Ayer mismo el Centro Palestino para los Derechos Humanos publicó el informe sobre los abusos y excesos israelíes durante el mes de octubre. Son noticias que casi nunca aparecen en los medios de comunicación y que no obstante ayudan a comprender por qué se ha llegado a este punto.

El informe sobre los incidentes ocurridos en la costa de la Franja de Gaza en octubre revela que las fuerzas navales israelíes han disparado en 18 ocasiones contra barcas de pesca palestinas, que en una ocasión incluso bombardearon una barca, que hubo un pescador herido, que siete pescadores fueron detenidos, que en dos ocasiones se confiscaron barcas y aparejos de pesca y que en dos ocasiones se dañaron aparejos de pesca.

Todos estos incidentes ocurrieron dentro de las seis millas de costa de Gaza, a pesar de que en agosto Israel se comprometió en El Cairo a permitir que los pescadores palestinos pescaran dentro de las seis millas.

Esto pasa en la Franja de Gaza mientras que en Cisjordania los incidentes son mucho más numerosos y graves, de ahí que no deba sorprender el repunte de la violencia.