Balagán

Obama cambia de paso en Siria

El New York Times ha publicado que la administración Obama ya no insiste en una salida inmediata del presidente sirio Bashar al Assad y de su gobierno.

Es una información que ha circulado con cierta intensidad en los últimos días, y según lo publicado, Washington se habría "dado cuenta" de que lo que puede venir después de Al Assad es mucho peor que Al Assad; incluso, se lamentan los americanos, que Siria "se podría dividir como Irak".

En realidad, Siria ya está dividida, o mejor muy dividida, más dividida que Irak si cabe. El Estado Islámico, según algunos observadores, controla la mayor parte del país, aunque una gran extensión de terreno es desierto deshabitado o casi deshabitado.

El ejemplo iraquí se ha imitado en Siria. Los grandes estrategas neoconservadores que destruyeron el régimen dictatorial de Saddam Hussein ya no están en la Casa Blanca pero el daño que causaron se ha prolongado en Siria puesto que la administración Obama ha seguido a pies juntillas el anhelo de llevar la "democracia" a Oriente Próximo al precio que sea.

Por lo que se ha visto hasta ahora, la fórmula es muy sencilla: convocar elecciones. Los neoconservadores daban por supuesto que con abrir las urnas ya estaba todo hecho, como si la democracia no necesitara ningún otro tipo de sustento, solo las urnas. Como si no fuera importante el sustrato religioso o cultural, o el desarrollo social, económico o educativo de las poblaciones.

En fin, este cambio de paso de la administración Obama está por verse, y a estas alturas, en el caso de Siria, parece que tiene poco futuro a corto o medio plazo y que no va a modificar el caos reinante en el país.

Estos días se ha anunciado que Estados Unidos va intensificar el entrenamiento de rebeldes "moderados". Se ha dicho que se trata de rebeldes que lucharán contra el Estado Islámico y no contra el régimen de Damasco. Esto también está por verse ya que quien dispara para un sitio puede disparar para el otro si los americanos, que suministran las armas, dan la orden.

Todo esto coincide con el impulso de dos iniciativas de paz, una rusa, que consiste en llevar a Moscú a fines de enero a representantes de numerosos rebeldes, no todos, claro, y otra del enviado de la ONU, el sueco Staffan de Mistura, que busca un acuerdo de alto el fuego en la ciudad de Alepo, una idea que se presenta como un punto de partida pero no parece muy sólida porque los aliados occidentales podrían utilizarla más adelante para establecer en la zona un miniestado independiente.

En resumen, que la nueva actitud de Washington, de confirmarse, no supondrá un cambio significativo para el caos sirio.

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