Balagán

Relevo en la Casa Blanca

La Casa Blanca ha informado del relevo del consejero del presidente Obama para los asuntos de Oriente Próximo y el Norte de África. Deja el puesto Philip Gordon y lo sustituye Robert Malley.

Malley tiene una larga trayectoria en cuestiones relacionadas con Oriente Próximo, incluido el conflicto árabe-israelí y más concretamente palestino-israelí. Su carta de presentación destaca que su especialidad es la resolución de conflictos.

Por supuesto que no vamos a hacer la broma de que Malley no ha conseguido absolutamente nada en su especialidad hasta ahora, ni vamos a meternos con sus orígenes, aunque si sus orígenes fueran otros ya se habría montado una buena trifulca en Washington, incluido el Senado y el Congreso y sin excluir el AIPAC, que viene a ser lo mismo, como ha quedado demostrado una vez más con la intervención de Netanyahu en el Congreso la semana pasada.

Según el diario Al Hayat, otro que se va es Daniel Rubinstein, el enviado especial para Siria, a quien todavía no se le ha encontrado sustituto.

¿Significa esto que soplan vientos nuevos en la Casa Blanca? Si nos atenemos a la experiencia la respuesta es negativa.

El fin de semana se informó de que Obama y John Kerry lanzarán una nueva ofensiva diplomática justo después de las elecciones israelíes del 17 de marzo.

A Kerry hace ya muchos meses que no se le ve el pelo por la región, y es una lástima porque había realizado tal número de viajes que ya tenía a su alcance el récord absoluto de Warren Christopher, que sigue siendo el que está en vigor.

Los cambios que se acaban de anunciar en la Casa Blanca pueden tener algo que ver con el anuncio del fin de semana, pero es difícil creer que la Casa Blanca y el departamento de Estado tengan un interés real en resolver el conflicto israelí-palestino, es decir, la ocupación que crece muy rápidamente día a día.

Los israelíes pueden resolverlo pero no quieren. Los palestinos quieren resolverlo pero no pueden. Y los americanos ni pueden ni quieren resolverlo si nos atenemos a lo ocurrido hasta ahora.

En realidad, la resolución de este conflicto pasa por Europa. Solamente una Europa decidida puede obligar a Israel a abandonar los territorios ocupados. Pero lamentablemente los europeos son un cero a la izquierda.

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