Balagán

Lágrimas en el Consejo de Seguridad

Varios miembros del Consejo de Seguridad de la ONU lloraron la semana pasada cuando se les pasó un video en el que, según se indicó, se mostraba la muerte de tres niños sirios afectados por cloro.

Se dijo que el cloro fue arrojado por el ejército sirio en un pequeño pueblo. Sin embargo, Damasco ha negado haberlo utilizado, a pesar de que el uso del cloro no está prohibido por las convenciones internacionales.

Los miembros del Consejo de Seguridad, todos ellos con una gran sensibilidad, anunciaron que los responsables del uso del cloro serán castigados.

Causa una profunda emoción ver llorar a los miembros del Consejo de Seguridad, hombres y mujeres con una larga experiencia diplomática.

Naturalmente, esos mismos miembros del Consejo de Seguridad, no han llorado en otras circunstancias.

Según la evaluación de las Naciones Unidas, desde que se inició la guerra civil en 2011 han muerto en Siria 220.000 personas, de las que una buena parte eran niños, pero los miembros del Consejo de Seguridad no han llorado por ellos, o al menos no se ha informado de sus lágrimas.

En Yemen desde el inicio de los bombardeos saudíes a finales de marzo han muerto millares de civiles, incluidos cientos de niños, pero los miembros del Consejo de Seguridad no han llorado.

En la última guerra de Gaza del verano pasado, murieron unos 490 niños palestinos, pero los miembros del Consejo de Seguridad no derramaron ninguna lágrima.

Los miembros del Consejo de Seguridad tienen unas lágrimas muy selectivas.

No lloran cuando sus países venden armas en Oriente Próximo, lo que ocurre a diario, con unos beneficios suculentos.

En el caso del Yemen, por ejemplo, esos millares de civiles han muerto por medio de bombas fabricadas en Estados Unidos, que han disparado aviones fabricados en Estados Unidos. En el caso de la guerra de Gaza puede decirse lo mismo. Pero esta banal circunstancia no ha hecho derramar ni una lágrima a los miembros del Consejo de Seguridad.

En resumen, lo menos que puede decirse de los sensibles miembros del Consejo de Seguridad es que están afectados por sentimientos selectivos que quizá son hipócritas.

Más Noticias