Balagán

Procesan a dos colonos por el caso Dawabshe

La fiscalía israelí anunció ayer el procesamiento de dos colonos judíos por la muerte de tres miembros de la familia Dawabshe en un ataque que ocurrió el verano pasado.

El 31 de julio un cóctel molotov fue lanzado en el interior de una vivienda del pueblo palestino de Duma, en la Cisjordania ocupada, y causó la muerte de Ali, de 18 meses, y de sus padres. Un hermano de Ali de cuatro años sigue ingresado en un hospital israelí con quemaduras graves.

La fiscalía sostiene que el colono Amiram Ben Oliel, de 21 años, y un menor de 17 años cuyo nombre no se ha hecho público, fueron quienes planearon el ataque. El menor no se presentó finalmente a la cita y el ataque lo llevó a cabo Bewn Oliel en solitario, afirma la fiscalía.

Sin embargo, esta versión choca con el testimonio de palestinos que después del ataque vieron huir a varios jóvenes.

La imputación llega cinco meses después del ataque. Los abogados de los colonos sostienen que éstos han sido torturados para arrancarles la confesión, un extremo que han negado las principales autoridades israelíes con el primer ministro Netanyahu a la cabeza.

La fiscalía también ha presentado cargos contra otros colonos acusados de varios delitos, como un ataque contra la Abadía de la Dormición, un lugar santo cristiano situado en el monte Sión de Jerusalén.

Estos incidentes, especialmente el ataque contra la familia Dawabshe, tuvieron en su momento una gran repercusión en los medios de comunicación occidentales, y las autoridades israelíes prometieron llegar hasta el fondo.

Sin embargo, el problema de los colonos va mucho más allá del incidente de Duma y resolverlo no será tan sencillo. Para acabar con él lo primero que debería hacerse es cerrar las escuelas rabínicas que incitan a la violencia y que son muchas, especialmente en las colonias judías pero también en Israel.

Hace algunos meses las autoridades ya cerraron un escuela rabínica en el norte de Cisjordania pero luego se ha vuelto a abrir. Al contrario, todo indica que esas escuelas donde se combina religión y nacionalismo cuentan con el apoyo del gobierno, y de hecho reciben cuantiosas ayudas económicas del Estado.

En estas circunstancias es fácil prever que la violencia de los colonos no va a desaparecer sino que probablemente ocurrirá lo contrario.

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