Balagán

Dahlan, ese hombre

En las últimas semanas se han multiplicado las especulaciones sobre el futuro de la Autoridad Palestina cuando desaparezca el octogenario Mahmud Abás, una eventualidad que no puede tardar mucho por diversas razones.

Entre los nombres que se están barajando como sucesor figura el de Mohammed Dahlan, un político extremadamente controvertido que fue defenestrado en la Franja de Gaza por Hamás en 2007, que pasó a vivir en Cisjordania, y que desde hace muchos años reside en el Golfo Pérsico dedicado a negocios no siempre transparentes.

El nombre de Dahlan ha cobrado más fuerza desde el nombramiento de Avigdor Lieberman como ministro de Defensa de Israel la semana pasada. Estos dos hombres mantienen vínculos difíciles de precisar pero estrechos y ya se reunieron en Suiza en 2014 en secreto, aunque luego trascendió.

Dahlan es considerado un "moderado" por Israel y un colaboracionista sin parangón por la mayoría de la población palestina.

Ciertamente, Dahlan tiene sus seguidores, en especial en Gaza, pero la reputación de la mayoría de ellos está a su altura, es decir por debajo de los suelos del mar Muerto, el lugar más profundo del planeta.

De tanto en tanto, como vuelve a ocurrir ahora, los israelíes dejan caer su nombre y multiplican las especulaciones.

No obstante, viendo cómo está la sociedad palestina en los territorios ocupados resulta muy difícil creer que la presidencia de la Autoridad Palestina pase de Abás a otro "moderado" al gusto y medida de Israel. Los palestinos sencillamente están cansados de políticas "moderadas" que Israel aprovecha para expandir las colonias judías en Cisjordania, incluida Jerusalén.

Que Cisjordania y Gaza estallen es una posibilidad que está continuamente encima de la mesa, y el pasmoso ridículo de la cumbre que los franceses organizaron en París el viernes pasado solamente sirve para alimentar el malestar de los palestinos.

Para un número creciente de ellos, el tiempo de la paciencia se ha agotado y la represión que ejerce Abás, bendecida e impulsada por Israel, no podrá mantenerse mucho tiempo.

El presidente François Hollande ha vuelto a vincular este conflicto con el terrorismo que sufre Occidente. Es un vínculo obvio y directo, pero resolver el conflicto no está en manos de los palestinos o de los israelíes sino en manos de la comunidad internacional que deben obligar a Israel a retirarse de los territorios ocupados cuanto antes.

Las inútiles conclusiones de la cumbre de París, donde ni siquiera se ha fijado un calendario, son papel mojado y podrían haberse redactado hace veinte años y nadie se habría dado cuenta.

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