Balagán

El columnista no sabe si reír

El periodista Uri Misgav dice que no sabe si debe reírse o no de lo que está sucediendo en Israel. Misgav escribe regularmente sus columnas en Haaretz y la que publicó el viernes ha levantado una polvareda en la que han participado algunos ministros.

Misgav escribía en respuesta a una decisión judicial que se anunció unos días antes y mediante la que dos magistrados del Tribunal Supremo renovaron la vigencia del "monopolio más corrupto" del país, en referencia a la supervisión de la kashrut, que son las normas de alimentación contenidas en el Antiguo Testamento, y que en la práctica constituyen un monopolio de los rabinos de la corriente ortodoxa.

Recuerda Misgav que los dos magistrados que apoyaron la decisión, "los dos que han mantenido el poder mesiánico en manos del rabinato", son Elyakim Rubinstein y Noam Sohlberg, dos jueces que "son ortodoxos practicantes y que crecieron en el movimiento religioso sionista".

Desde luego, lo más sorprendente de la columna es que un periodista como Uri Misgav muestre su estupefacción por esta decisión del Supremo, puesto que para cualquier observador es evidente el creciente peso del movimiento religioso y sionista en el judaísmo israelí, y su influencia no para de crecer día a día.

A continuación el periodista se centra en el caso del juez Sohlberg. Dice que su problema es que se trata de "un residente en el asentamiento de Alon Shvut" que está en la Cisjordania ocupada, cinco minutos al sur de Jerusalén. Recuerda que Alon Shut se halla en tierra ocupada militarmente y que "la ley internacional y las convenciones de las leyes de la guerra prohíben a la potencia ocupante mantener permanentemente tierra ocupada o transferir población civil a ella".

En consecuencia, el magistrado del Tribunal Supremo Sohlbert, recuerda Misgav, está violando la legislación internacional. Difícilmente se permitiría una cosa así en otro país, pero en Israel es de lo más natural y la comunidad internacional lo tolera y lo anima con su silencio.

Misgav acaba recordando que los colonos como Sohlberg "se han integrado en cada esfera de la vida pública y han conseguido numerosas posiciones clave en la política, en las fuerzas de seguridad y en los medios de comunicación". "Ahora tenemos a un colono como ministro de Defensa y a otro colono como jefe de la policía", añade el periodista.

Pero la lista de colonos en posiciones clave es muy larga e incluye, por ejemplo, al presidente de la Kneset. Ya no es ningún fenómeno sorprendente, simplemente revela la creciente influencia de la religión y el nacionalismo en Israel, dos corrientes que no auguran nada bueno para este país a medio plazo.

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