Balagán

Lo que debería ser y no es

Esta semana el presidente sirio Bashar al Asad ha dicho que su país está dispuesto a normalizar las relaciones con Israel si el estado judío abandona el Golán ocupado en la guerra de 1967.

En declaraciones a la agencia rusa Sputnik, Asad ha sido claro. En realidad, el presidente ha recordado que esta posición no es nueva puesto que ha sido la misma desde que se celebró la conferencia de Madrid en 1991, hace prácticamente 30 años.

Es triste que aprovechándose de su fuerza, Israel se niegue a abandonar los territorios ocupados en 1967, tanto sirios como palestinos.

Sin embargo, es una decisión firme que ha sido consistente con cada uno de los mandatarios israelíes desde hace tres décadas.

Pero más triste todavía es ver que los mandatarios occidentales lo permiten, tanto si son americanos como si son europeos.

Es evidente que Israel no pondrá fin a la ocupación si no es obligada por las potencias occidentales, pero estas no están por la labor.

Es más, el año pasado el presidente Donald Trump reconoció oficialmente el Golán como parte del estado judío, a lo que el primer ministro Benjamín Netanyahu respondió poniendo a su nombre una nueva colonia en el Golán, que como las demás colonias, es ilegal según el derecho internacional.

Es verdad que la ocupación del Golán y de los territorios palestinos no ha sido reconocida hasta ahora por los grandes organismos internacionales.

Pero también es verdad que Israel sigue adelante con la ocupación sin que nadie se atreva a hacer nada, lo que para algunos revela que Israel tiene un gran poder que le permite ejecutar sus planes ignorando las leyes cada vez que se le antoja.

En lugar de convertirse en un país normal, con derechos y obligaciones conforme a la ley internacional, Israel muestra a diario que está por encima de todo, una situación que no podrá ser así eternamente.

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