Laëtitia Perrais, la violencia machista y la desvergüenza de Sarkozy

Laëtitia Perrais, la violencia machista y la desvergüenza de Sarkozy
Imagen de la serie.-

Hoy quiero hablaros de una miniserie que podéis encontrar en Filmin, basada en hecho reales ocurridos en Francia en 2011. Hechos que nunca llegaron a España a pesar de que el mismo Sarkozy los usó electoralmente, algo que provocó una ola de protestas de la judicatura francesa nunca vista antes contra un primer ministro francés.

Se trata de la vida (y el asesinato) de Laëtitia Perrais, una chica con una vida llena de todo tipo de violencia. Primero fue víctima de la violencia machista que su padre ejercía contra su madre, más tarde la de la "justicia", de su padre de su acogida, de las instituciones y del hombre que la asesinó. En este punto comienza Laëtitia o el fin de los hombres, desde el final de Laëtitia.

Ninguna miniserie de ficción hubiera contemplado tantos tipos de violencia porque hubiera resultado inverosímil. Solo en la vida real es imaginable la infancia y adolescencia tanto de ella como de Jessica, su melliza, que vivió exactamente lo mismo que Laëtitia excepto el final, que para ella fue una tortura más. Ninguna historia similar hubiera salido adelante, su guionista solo hubiera conseguido que lo miraran con miedo, alguien capaz de recrearse de semejante forma con una víctima. Por eso, advierto de que es una miniserie dura, descorazonadora. Pero fue la vida de Laëtitia, y es la vida de muchas otras. Cuanto más vulnerables son las niñas y mujeres, más violencia reciben, cuanto menos poder tienen sus voces, más imaginable la cadena de abusos que siempre incluyen la puntilla institucional. Los estados no están preparados para proteger a las personas vulnerables, por lo que acaban siendo sus victimarios, y es que las instituciones están llenas de ignorantes. En este caso, Sarkozy, se lleva el gran premio a la desvergüenza.

La miniserie es impía con él. Ésta no solo recoge la crítica real que el país y la judicatura le hizo, sino que lo añade como colaboradora necesario para que los errores judiciales en todo este caso ocurriesen. Pocas series o películas registran el papel de quienes de verdad tienen el poder de cambiar de cosas pero prefieren no hacerlo. La estructura para que la violencia machista tenga lugar suele brillar por su ausencia en cualquier contenido audiovisual, y cuanto más atrás nos vayamos en el tiempo, más invisible es en el relato que nos hayan contado. El feminismo está haciendo una gran labor para que esto cambie. No solo queremos saber la historia de quién mató a quién, queremos que se visibilice por qué esa violencia tiene lugar, quién la permite, quién la fomenta, quién la tapa. Que quede patente que nada tiene que ver la enfermedad mental, ni los arrebatos, ni la pasión. Tampoco la maldad, un concepto tan engañoso y subjetivo que dos culturas diferentes pueden determinar que una misma cosa es buena y mala a la vez, incluso el asesinato de una mujer.


La maldad suele usarse mucho como excusa. Ser muy mala persona es algo que siempre se antepone a todo lo demás cuando un crimen sacude un país. Sobre todo para añadir: no es porque fuera hombre, es que era una mala persona. Es otra forma de separarse de lo ocurrido, de deshumanizar al otro. "No es un hombre, es un monstruo" es otra de las frases más socorridas. No, tampoco tienen nada que ver aquí los animales mitológico. Y cuanto más repitamos estas cosas, más desviamos el foco de lo importante: por qué vivimos el mundo en su totalidad vive repartida en países donde ocurren -sin excepción- historias como las de Laëtitia.

Esta miniserie va a la raíz, y de tal manera que incluso nos muestra la infancia del asesino último de la protagonista. Niño víctima a su vez de la violencia sexual masculina, llevada a la adultez de una manera muy diferente a cómo la llevan las niñas cuando son mujeres.

Otra advertencia: el 5º y penúltimo capítulo contiene una escena de violencia sexual explícita completamente innecesaria que podéis saltaros.


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