Una china en el zapato

No me privatices las narices

     "Se abre el telón. Aparece Esperanza Aguirre. Se privatiza el telón" es un chiste que circula, entre muchos otros, por las redes sociales. En unas recientes declaraciones, la presidenta de la Comunidad de Madrid, como si se parodiara a sí misma, denunció que el movimiento del 15M privatiza un espacio público, Sol, y que eso no podía permitirse. Parece que esa idea fija por privatizarlo todo le ha limitado el vocabulario a la presidenta. O a lo mejor es que le traicionó el subconsciente y está pensando en cobrar por el uso de las plazas, como en los parkings. Si te sientas en un banco a comer pipas ¿lo estás privatizando? (perdón por la inclusión en una misma frase de las palabras banco y privatizar).

     "Cuando entras en la Trump Tower, en Mar-a-Lago o en otra de mis propiedades, es muy difícil hacerte una idea real de lo que es la vida" aseguraba el magnate americano Donald Trump. Quizás desde su despacho en su plaza a Aguirre también le resulte difícil hacerse una idea de las cosas y el 15M le parezca únicamente una broma –o una molestia-. Lo cierto es que la vida real no está para bromas. Los recortes en el número de docentes son ya la puntilla para una educación pública tocada y hundida pero que exige libros –lujosos como catálogos de museo- que vienen a costar más de 200 euros. Veo un banner de "¿Quieres entrar a la casa?" (de gran hermano) y me dan ganas de contestar que sí, y perder yo también el sentido de la realidad.

 

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