Bulocracia

El bulo de las cápsulas de café

Este es uno de esos bulos que afecta a la seguridad alimentaria y, como alimentarnos nos alimentamos todos, lo que busca es crear alarma social. Aunque en este caso la alarma está injustificada por mucho que hayan tratado los autores del bulo de darle solemnidad al tema.

Desprestigiar a una determinada entidad, o a varias, también puede ser el objetivo de estos bulos. No diré que sean mayoría, ni siquiera que sean muchas, pero hay empresas que cuentan con su propia infraestructura para hacer daño a la competencia en la Red, y que de forma anónima cargan contra ella, a veces también con simples bulos. Es una práctica desleal e incluso delictiva que existe y que puede hacer mucho daño a la entidad o entidades damnificadas. La autoría del bulo es indetectable, pues obviamente no se realiza por los canales de las compañías que atacan, sino por otros cauces que además son más simples.

El bulo del que hablamos ahora hace referencia a uno de los productos más consumidos en todo el mundo, el café, y concretamente a las cápsulas para cafeteras. Este bulo afirma que el café en cápsulas es cancerígeno porque se llena de aluminio, y es un clásico en Facebook. Va y viene al menos desde 2013, también en WhatsApp e incluso publicado como noticia en algún medio sudamericano de esos que siempre se lo creen todo.

El bulo de las cápsulas de café

A través de un cartelito que pide su difusión y que no firma nadie, como ocurre en la mayoría de los bulos, se asegura que el café de estas cápsulas de aluminio y algo de plástico es sometido "a una altísima presión (de hasta 50 bares)", que provoca que el café salga con residuos muy cancerígenos que luego consumimos. Razón por la cual "las autoridades sanitarias se están planteando su prohibición", algo que se dice que ya ha ocurrido en Alemania.

Es falso, pero vayamos por partes, porque aquí se hace un compendio que lo merece. En primer lugar, el bulo, del que hay varias versiones similares, lleva por título "ATENCIÓN  MUY IMPORTANTE." en mayúsculas y en rojo, y comienza con un "en los últimos tiempos", que le da al tema un carácter atemporal para que pueda perpetuarse en Internet y surgir nuevamente con fuerza de vez en cuando, aunque pasen años.

Después se dice que las cápsulas se someten a altísimas presiones de hasta 50 bares, cuando las cafeteras de cápsulas funcionan con una presión mucho menor, de entre 15 y 19 bares, y solo durante unos segundos.

Se afirma también que "las autoridades sanitarias" se están pensando prohibir las cápsulas... ¿Las autoridades sanitarias de dónde?, ¿a qué esperan?

Y por último se alude a que en Alemania se ha prohibido la comercialización de estas cápsulas porque, como vemos, son malas malísimas.

Lo cierto es que las autoridades sanitarias de ningún sitio ni han afirmado que estas cápsulas sean peligrosas para la salud ni se han propuesto prohibirlas, tampoco las alemanas.

Lo que sí ocurrió en una ciudad de Alemania, Hamburgo, en 2016 fue que las autoridades municipales prohibieron el consumo de estas cápsulas en instituciones públicas, pero no por ser cancerígenas, sino porque esta medida formaba parte de un programa para reducir los residuos.

Sí hay un problema

Ése es el verdadero problema de las cápsulas, reciclarlas. Sin abrir, el 35% de una cápsula es casi todo aluminio y algo de plástico, y el resto es café. Pero al contener restos de café la cápsula una vez consumida, no puede reciclarse como envase en los contenedores amarillos, pues también contienen plástico y parte de materia orgánica en forma de restos de café. El aluminio es fácil y barato de reciclar, pero no si incluye plástico y restos orgánicos. No hay contenedores públicos para eso.

Así que el problema de las cápsulas de café nada tiene que ver con su consumo, pero sí con el medio ambiente, porque son difíciles de reciclar y además cada vez se venden más en todo el mundo.

Por ello, el objetivo de las marcas que las comercializan, que también han probado con las cápsulas de plástico y papel sin los resultados deseados, es lograr que éstas se fabriquen con materiales biodegradables y tengan sus propios sistemas de reciclaje, igual que cuando un electrodoméstico deja de funcionar y debe depositarse en un Punto Limpio para un reciclaje que, por otra parte, ya pagamos en el precio del electrodoméstico cuando lo adquirimos.

La marca que tiene como reclamo publicitario a George Clooney ofrece más de 900 puntos de reciclaje en toda España y asegura que en la actualidad recupera "el 80% de todas las cápsulas vendidas".

El aluminio, de por sí, no es cancerígeno, sí que son tóxicos y cancerígenos los furanos que se producen cuando se tuestan los granos de café. Es decir, que tomar café, cualquiera, implica riesgos, pero las cápsulas nada tienen que ver con ellos.

Así que nadie va a prohibir estas cápsulas. Hasta el momento al menos, ningún organismo ni autoridad sanitaria alguna, ni alemana ni no alemana, ha indicado que sean peligrosas para la salud y menos aún que se vayan a prohibirse. Otra cosas es que pueda ser peligroso para la salud consumir café, cualquier café, también el de cápsula.

El café en cápsulas lo que resulta es mucho más caro que el convencional, porque conlleva adquirir una cafetera específica que no es barata, porque el café va envasado en monodosis y recubierto con otros envases que tampoco son baratos, y porque hay que pagar a George Clooney, que ya es el hombre-cápsula, lo cual también encarece notablemente el asunto.

Las cápsulas de café no son peligrosas para la salud, a no ser que te las comas, claro. Pueden serlo si se manipulan una vez usadas y se reutilizan a lo loco. El reto es evitar que sean peligrosas para el medio ambiente.

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