Buzón de Voz

Faltan guionistas en el 'Ala Oeste' de la Moncloa

A este buzón han llegado en los últimos días los datos de varias encuestas sobre las próximas elecciones europeas. Con ligeras variaciones, todas concluyen que el Partido Popular gana, que el PSOE pierde, que Rosa Díez conseguirá uno o dos escaños y que mucho, muchísimo personal, se quedará en casa. Esta última conclusión es la más peligrosa para José Luis Rodríguez Zapatero, que esta misma mañana dará el pistoletazo de salida a la precampaña electoral en el madrileño palacio de Vistalegre. Zapatero va a dejarse la piel en el envite de las europeas, entre otras razones porque él mismo ha decidido convertirlas en una especie de primarias de las generales. No todo el Ala Oeste de la Moncloa (ni de Ferraz) compartía ese manejo de los tiempos. Lo cierto es que cambió el Gobierno tras la derrota gallega y convocó el debate sobre el estado de la nación para el próximo martes. Esas dos decisiones le pueden dejar sin herramientas de motivación y empuje político en el caso de un mal resultado el 7-J.

Es lo que tiene esa manía presidencial ya citada en este mismo buzón: cuando uno se acostumbra a saltar por la ventana y caer de pie, mientras los demás bajan prudentemente por la escalera, resulta difícil convencerle de alterar el recorrido. Zapatero sale siempre a ganar o a ganar.

El PP intentará movilizar a todas sus huestes utilizando sin pudor la cifra de los cuatro millones de parados, tirándosela a la cara a Zapatero como si este se dedicara a despedir obreros de las empresas. No es que el PP no tenga derecho a utilizar la recesión como arma de oposición política. Por supuesto que puede, como lo harán esta semana en el debate parlamentario todos los demás partidos. Lo que no debería es dar la lata a todas horas con el Libro Gordo de Montoro, que propone bajadas de impuestos, recorte del gasto público y grandes reformas estructurales. Eso sí, sin concretar nunca lo que quiere recortar, las reformas que pretende abordar ni la fórmula mágica que permita mantener los gastos sociales.

Votos y corrupción

El PP utilizará la gravedad de la crisis porque de esa forma tapará también el escándalo de corrupción que afecta a sus propias filas. La desfachatez del PP llega al punto de presentarse como acusación particular en el caso Gürtel mientras mantiene en sus sillones de diputados a tres individuos acusados de haber aceptado sobornos que suman ya 1.500 millones de euros. Dicho de otra forma, el PP simula ejercer de acusación de sí mismo, y así puede conocer antes que nadie cada detalle de la investigación judicial. Sigue convencido (desgraciadamente con cierta razón) de que la corrupción no le resta votos.

Las encuestas anticipan una bajísima participación y muestran que los niveles de valoración de Zapatero y de Rajoy están por los suelos. Lo cual significa que a la tradicional pereza que provocan los comicios europeos en la ciudadanía; al clásico uso de los mismos para ejercer el voto de castigo interno al Gobierno de turno; al desgraciado hecho de que ninguno de los partidos se ha ocupado nunca de divulgar la enorme trascendencia que Bruselas y Estrasburgo tienen para nuestro bienestar... a estos y a muchos más elementos que fomentan la abstención, conviene sumar factores concretos incluso más preocupantes.

Treinta años después de que Margaret Thatcher llegara al poder (3 de mayo de 1979) y empezara a aplicar esas recetas que entusiasman a Montoro, a Aguirre, a Aznar, a Díaz Ferrán... y por ahí todo seguido hasta toparse con los Madoff y Correa, el neoliberalismo ha desembocado en la mayor recesión económica mundial desde los años treinta. El drama del paro parece no permitir a los políticos de izquierda asomarse más allá del muro de esta crisis. Van saltando de medida en medida, de ayuda en ayuda, de titular en titular, pero nadie parece proponer lo que quizás ayudara a recuperar la ilusión de un votante que piensa en su hipoteca y en su puesto de trabajo, pero también en el futuro de sus hijos. ¿Dónde está el sistema alternativo al capitalismo salvaje y al Libro Gordo de la derecha neoliberal? ¿Hay que confiarlo todo al atractivo de Zapatero, al semestre de presidencia europea, a los tuteos con Obama, a los brotes verdes y a la "reconciliación" con los decepcionados catalanes? Zapatero necesita nuevos guionistas en su Ala Oeste. Y, además, escucharlos.

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