Buzón de Voz

Visiones de un candidato

El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, será proclamado hoy sábado, 27 de octubre, en la Feria de Muestras de Valencia, candidato a la presidencia del Gobierno. ¿Dónde está la noticia? No la hay. Este tipo de actos que organizan los principales partidos imitan el marketing político norteamericano para envolver con aplausos, fanfarrias, banderas y cintas de vídeo una reafirmación de liderazgo. En este caso, el festejo supondrá además un chute de autoestima para el líder del PP tras una semana horribilis. Empezó metiendo en un lío a un primo suyo catedrático de Física al citarlo como autoridad científica para despreciar todas las alarmas mundiales sobre el cambio climático. Podemos imaginar la vergüenza ajena del primo al verse retratado en la ignorancia de confundir el tiempo atmosférico con el clima.

Apocalipsis

La cosa podría haberse quedado en un llamativo patinazo de no ser por el esfuerzo de Rajoy para justificarlo. El jueves habló en la COPE, altavoz de mil rencores, para declararse "defensor del medio ambiente" y presumir de haber estampado su firma como representante del Gobierno español en una de las declaraciones fundamentales de compromiso con el protocolo de Kioto en la lucha contra el cambio climático. Pero no se conformó con ese ejercicio de memoria histórica, sino que denunció la "visión apocalíptica de la realidad" que demuestran quienes advierten sobre los peligros del calentamiento global. Conviene reconocer que es incuestionable la autoridad de Rajoy, de su entrevistador y de la cúpula del PP en lo que se refiere a "visiones apocalípticas de la realidad". En los últimos tres años y medio, España se ha roto, ETA ha puesto de rodillas al Gobierno, Navarra salió a subasta, el 11-M fue una conspiración islamo-etarra-policial, Zapatero ha desenterrado la Guerra Civil, el Rey está a por uvas... y el crecimiento de la economía es un escaparate navideño plagado de juguetes rotos.
Por si fuera poco, en medio de este ejercicio de optimismo analítico nos enteramos en Público de la existencia de otro pariente de Mariano Rajoy, un joven cuñado que cumplía todos los requisitos para ejercer de contable en una pequeña o mediana empresa, pero (azares del destino) el Gobierno gallego de Manuel Fraga le nombró director financiero de una obra faraónica de la Xunta cuyos costes se triplicaron a mayor velocidad que la temperatura de los océanos.

No, realmente no ha sido la mejor semana de Mariano Rajoy. Coincidía además con la discusión de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso, donde el jefe de la oposición tenía la oportunidad de trasladar a la opinión pública los mimbres fundamentales de su alternativa de Gobierno. Después de la derrota que sufrió en el debate sobre el Estado de la Nación en julio pasado, era una ocasión de oro para marcar un discurso creíble en un momento complicado para Zapatero, cuyos principales socios de legislatura marcan distancias con la vista puesta en sus respectivos corralitos electorales. Y con una Catalunya indignada por el carajal en el que se han convertido los últimos kilómetros del AVE, cuyos socavones provocan un calvario cada día a centenares de miles de barceloneses.

El líder del PP se siente más cómodo y seguro en la tribuna del Congreso que en los vídeos. Evitó entrar en discusiones macroeconómicas de las que Pedro Solbes sabe mucho más que Rajoy y su cuñado juntos, y se centró en un mensaje directo y simple: "Ustedes, a falta de un proyecto ilusionante e ideas eficaces, tiran ahora de chequera para ocultar su fracaso". Por enésima vez, acusó al Gobierno de despreciar los intereses de los españoles y de "utilizar los Presupuestos como mero instrumento electoral". Pese a su bajo estado anímico (acababa de morir un hermano menor), Solbes tuvo los reflejos políticos de interrogar a Rajoy sobre la famosa "chequera". "¿Usted está o no a favor –le preguntó–de la Ley de Dependencia o de las medidas de carácter social para ayudar a los más desfavorecidos?" El PP consideró un éxito que los Presupuestos fueran aprobados por sólo nueve votos de diferencia y que Solbes reconociera que sus previsiones de crecimiento para el próximo año podrían quedarse en "el entorno del 3%". Todo un fracaso si se compara con las cifras de las principales economías del mundo.

Liderazgo

Hoy saldrá Mariano Rajoy de Valencia con los galones que ya tenía, como candidato oficial a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, pero con los mismos problemas de mensaje y liderazgo que venía arrastrando y que esta semana horribilis ha confirmado. Por mucho que intenta centrar el discurso en el "sentido común", en el "rigor" y en los "asuntos que de verdad preocupan a los españoles", Rajoy no consigue escapar a los fantasmas políticos y mediáticos que vienen marcando su travesía desde que José María Aznar le señaló con el dedo de la sucesión. De hecho, el propio Aznar se encarga de adelantarle por la derecha con sus Cartas a un joven español (a un tal Santiago y cierra España), último best-seller firmado por el ex presidente del Gobierno y todo un ejemplo de "visión apocalíptica de la realidad".
Todas las encuestas señalan que el suelo electoral del PP sigue siendo sólido. Mucho más frágiles parecen las posibilidades de que Rajoy consiga ampliar su techo hacia el centro o hacerse perdonar las afrentas con las que ha atizado a los nacionalistas, únicos socios posibles en el futuro. Y de este modo, puede llenar la Feria de Muestras de Valencia o arrasar las audiencias de You Tube, pero difícilmente conseguirá acceder al gobierno.

Algunos miembros del núcleo duro del PP, en alianza con los cerebros mediáticos habituales, tienen tal desconfianza en sus posibilidades electorales que han decidido impulsar la teoría del caos hasta las últimas consecuencias. Por eso han bloqueado de nuevo el Consejo del Poder Judicial y por eso están dispuestos a paralizar por completo el Tribunal Constitucional, aun a costa de hundir definitivamente su ya mermado prestigio institucional. Todo vale si con ello se consigue transmitir la imagen de que la legislatura de Zapatero ha sido lo peor que le ha ocurrido a España desde, por ejemplo, la Guerra Civil. Lo cual, si no es una "visión apocalíptica de la realidad", se le va acercando bastante.

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