Buzón de Voz

Obama no se atreve con Guantánamo

Un repaso somero a la historia política occidental confirma que los gobernantes progresistas tienden a volverse conservadores en el poder, mientras que los políticos conservadores acostumbran a girar aún más a la derecha cuando gobiernan. Será por aquello de la "razón de Estado" o por el roce diario con los poderes económicos o fácticos o por unas ganas irresistibles de arreglar el mundo que les lleva a despreciar los asuntos más cotidianos. El caso es que un Blair, un Zapatero o un Obama experimentan en el Gobierno una deriva ideológica o pragmática que va habitualmente en dirección contraria a la de sus orígenes y programas.

El último ejemplo es la nueva normativa que prepara la Casa Blanca sobre la prisión de Guantánamo. Obama, que había prometido cerrarla por un elemental respeto a los derechos humanos, tiene en marcha una ley que permitiría dejar encerrados indefinidamente a los presos considerados más peligrosos. Sin pasar por ningún tribunal. Sin juicio. Que Bush o Aznar o Berlusconi alentaran la llamada guerra total contra el terrorismo haciendo pajaritas con el derecho internacional no sorprende, puesto que el ideario político que representan argumenta sin complejos que el fin justifica los medios. Sin embargo, decepciona que Obama no se atreva a cerrar Guantánamo. Quizás considere que ya ha demostrado suficiente "valentía" al suprimir la absurda norma que prohibía a los militares declarar su homosexualidad.

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