Buzón de Voz

Entre abrazos y osos

Nadie es culpable de los elogios que recibe, por empalagosos que sean, aunque conviene cuidarse mucho de los abrazos del oso. Si la absoluta prioridad de Zapatero ("cueste lo que me cueste") era despejar las tormentas financieras con el respaldo del núcleo duro de la UE , ayer tuvo un gran día el presidente del Gobierno. Angela Merkel sentenció que España "ha hecho grandes cosas, grandes logros, constantes reformas (...) y va por muy buen camino". Nicolas Sarkozy, que no quería perder protagonismo aun sin estar en la foto de Madrid, envió una carta pública en la que rendía "homenaje a la valentía y a la determinación" de Zapatero y su Ejecutivo por las "fuertes decisiones" de los últimos días. Por si sonaran poco azucaradas las felicitaciones, salió a escena también el número uno de la banca, Emilio Botín, para calificar de "magníficas" las medidas tomadas y destacar que la situación económica española "está cambiando claramente". ¿Se pueden desear más parabienes?

De haber sido Rajoy el elogiado, no sólo no podría encontrar sus propias notas; seguramente caería desmayado. El único problema es que no se trata de Rajoy, supuesto colega ideológico de Merkel o Sarkozy, sino del presidente de un Gobierno socialista cuya mayúscula dificultad consiste en justificar esas "magníficas" y "fuertes" decisiones ante su propio electorado. Quizás hoy, en Bruselas, Zapatero tenga la suerte de que Cameron y Berlusconi no se alarguen mucho en los abrazos.

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