Buzón de Voz

Rajoy y el juego del ángel

Dice Mariano Rajoy que ya ha leído El juego del ángel, la novela más esperada del año, a los pocos días de salir a la venta. Y que piensa regalársela a Esperanza Aguirre, gesto generoso que tiene que tener algún significado oculto, porque a estas alturas, en el PP (maldita la gota que se desperdicie), nadie da una puntada sin hilo, y menos su propio líder, gallego ejerciente hasta el último minuto.

Más vale no preguntar de dónde saca Rajoy el tiempo libre para degustar en cuatro días las 667 páginas que suma el nuevo relato de Carlos Ruiz Zafón, autor que ya atrapó al líder del PP y a más de diez millones de lectores con La sombra del viento, publicada hace siete años. Otros aún no hemos podido terminarla, pese a robarle horas al sueño. Se trata de una de esas novelas que provoca adicción, que embruja desde la primera página y dan ganas de no soltar el relato hasta descubrir si el protagonista sale airoso de la aventura o si el enigmático Andreas Corelli es un ángel o un demonio. Si la osada jovencita Isabella conseguirá enamorar a su admirado David Martín o si la amada Cristina abandonará a su mediocre y aburrido esposo. Ocurre en El juego del ángel lo mismo que en la película Los otros, que en un momento dado uno ya no sabe si los protagonistas están vivos o están muertos. Es más: ni los propios protagonistas lo saben. ¿Será ése el mensaje que Rajoy quiere enviar a Esperanza Aguirre en forma de novela?

Nueva estrategia

Hace años, recién estrenada la película, Alejandro Amenábar se pilló un cabreo mayúsculo con Rodrigo Rato porque éste desveló el final de su misterioso guión en una intervención parlamentaria y televisada. Rajoy no ha llegado a tanto y Ruiz Zafón puede quedarse tranquilo. Tal vez Rajoy augura un final tormentoso a Esperanza Aguirre en esa película ideológica y en esa guerra de liderazgos que ha iniciado en el PP. O quizás Rajoy simplemente preferiría que Aguirre se dedicara a la lectura del último best seller en lugar de pasarse el día enredando. Claro que ésta parece ser la ocupación exclusiva de un montón de gente en el partido desde las elecciones del 9 de marzo, de modo que Rajoy tendría que regalar varias decenas de ejemplares para entretener a tantos compañeros hiperactivos.

En los últimos días se ha producido un cambio significativo en el carajal que vive la derecha. Por más que mantenga su ambigüedad, parece que Esperanza Aguirre confirma lo que hace un par de semanas anticipábamos en esta misma página: su principal objetivo con el lío organizado no es competir con Rajoy en el congreso que el PP celebrará en junio. Lo que Aguirre ha pretendido es situarse como alternativa principal para el caso de que Rajoy no llegue a ser candidato a presidente del Gobierno en las elecciones de 2012. Se trataba sobre todo de lanzar ese mensaje a quienes pretendan colocarse en esa parrilla de salida hacia el año 2011, si es que para entonces el PP no ha sufrido nuevas derrotas electorales (Galicia, País Vasco, elecciones europeas) que puedan anticipar incluso la renuncia de su actual líder.

Esta semana, la flota mediática que apoya a la presidenta madrileña ha cambiado de munición. Ya no se trata de empujar a Aguirre a presentarse en junio aunque sea para quemarse a lo bonzo, siempre que provoque un agujero de suficiente diámetro en el buque de Rajoy. Ahora la estrategia consiste en poner en solfa el sistema de elección del líder en el PP, especialmente la elección del candidato a la presidencia del Gobierno. Aguirre confirma que nunca ha tenido la intención de dar la batalla en junio y añade que estudiará "con cariño" en el futuro las propuestas de celebrar elecciones primarias y acabar con el sistema de compromisarios, desde luego más opaco y menos democrático.

Lo curioso es que quienes defienden hoy con gran elocuencia ese "aire fresco" en el PP han permanecido mudos durante los 15 años de aznarato, etapa en la que el dedazo ha funcionado en todas y cada una de las grandes decisiones del PP sin que nadie rechistara, ni desde dentro del partido ni desde los medios de comunicación afines. Dedazo que ya funcionaba, obviamente, en los tiempos de Manuel Fraga, que todavía hoy se permite mandar callar al prójimo.

De modo que ahora toca escuchar y leer cada mañana grandes discursos sobre la necesidad de democracia interna en el PP, salpicados con unos cuantos insultos a Rajoy y un desprecio infinito a su equipo de confianza. Tendremos que esperar no ya a junio sino seguramente a 2011 para conocer el final de este misterioso navajeo político y mediático. No será tan entretenido como El juego del ángel , pero promete sorpresas, traiciones y sustos varios.

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