Buzón de Voz

Los que todo lo saben...

Ellos, los que lo saben todo y no se cansan nunca de acertar, tampoco necesitan hacerse preguntas. Les basta una reflexión sencilla: "Yo soy pronuclear porque soy moderno, conozco los avances científicos y las necesidades económicas; quienes desconfían de la energía nuclear son unos progres trasnochados y, por supuesto, ignorantes". Tal soberbia resiste terremotos o tsunamis y reniega de principios éticos ("estúpido buenismo"). Los que todo lo saben seleccionan los datos que encajan previamente en su tesis y desprecian cualquier duda. Sostienen, por ejemplo, que la energía nuclear es imprescindible para atender la demanda eléctrica, a pesar de que España exporta electricidad. Los que todo lo saben dicen que eso se debe a la crisis económica: menos empresas, menos consumo eléctrico. No importa que esa exportación neta de electricidad se produzca desde 2004, mucho antes de la recesión.

Insisten en que la nuclear es la energía más barata, eso sí, siempre que el Estado subvencione los costes de construcción y desmantelamiento y se haga cargo de los seguros. Los que lo saben todo no consideran trascendente que los residuos mantengan su radiactividad durante miles de años, siempre que se guarden lejos, muy lejos, de sus pedestales. Afirman que no constan muertes en Fukushima, aunque la empresa de la central reclute a técnicos jubilados porque el cáncer avanzará más lentamente. Son modernos y pragmáticos... los que todo lo saben.

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